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lunes, 30 de septiembre de 2019

Maturtina de Adultos : Octubre 1, 2019

ORACIÓN HIPÓCRITA


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. Mateo 23:14.


Hay oraciones que Dios no escucha: las oraciones largas, llenas de «vahas repeticiones» (ver Mat. 6:7). Ya Jesús nos había advertido acerca de los hipócritas, a quienes les gusta mostrarse en público (vers. 5), y de los «que piensan que por su palabrería serán oídos» (vers. 7).

Ahora vemos a Jesús usando un lenguaje tan severo como no se registra en toda la Biblia. Ningún profeta del Antiguo Testamento denunció el pecado como lo hizo Jesús. Aunque Jesús es pura gracia, su gracia tiene el precio de su preciosa sangre. ¡No abaratemos su gracia con nuestra imaginación! Él ama a los pecadores, por eso murió por nosotros, pero es cierto también que va a juzgarnos, que vendrá por segunda vez para juzgar a las naciones (ver Mat. 25:31, 32). Debemos considerar siempre ambos aspectos de su carácter: su justa misericordia y su justicia misericordiosa. Jesús es Salvador y Juez. ¡Preciosa gracia divina, que me juzga y que me salva!

En Mateo 23, Jesús denuncia severamente la hipocresía de los dirigentes religiosos de Israel, y usa ocho veces la expresión «ay de vosotros». En la denuncia del versículo 14, Jesús habla de «devorar las casas de las viudas». Elena de White comenta: «Los fariseos ejercían gran influencia sobre la gente, y la aprovechaban para servir sus propios intereses. Conquistaban la confianza de viudas piadosas, y les indicaban que era su deber dedicar su propiedad a fines religiosos. Habiendo conseguido el dominio de su dinero, los astutos maquinadores lo empleaban para su propio beneficio. Para cubrir su falta de honradez, ofrecían largas oraciones en público y hacían gran ostentación de piedad. Cristo declaró que esta hipocresía les atraería mayor condenación» (DTG 581).

El consejo de Jesús es: «Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (Mat. 6:6).

Tu oración sencilla y secreta, tus acciones sencillas y secretas, tu religión sencilla y secreta con Dios es la vida de tu alma. Oración: Dame, Señor, un corazón puro.

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