Buscar...

jueves, 8 de febrero de 2018

Matutina de Adultos : Febrero 8, 2018

Una espiritualidad vibrante


«De estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual». 1 Corintios 2: 13


VARIOS FACTORES AFECTAN NUESTRA RELACIÓN CON Dios. Uno de ellos es el secularismo. Este estilo de vida conduce a un vacío existencial, a la soledad y al aburrimiento. Todo esto neutraliza nuestra sensibilidad espiritual y provoca dureza de corazón.

El problema es que tendemos a postergar nuestro tiempo con Dios para estar atareados y ocupados en otras actividades, incluso de la misma iglesia. Todo tiene su tiempo y lugar, pero nuestro tiempo con Dios debería ser una prioridad al comenzar cada día. Las preocupaciones de la vida cotidiana como el trabajo, el estudio y el cuidado del hogar, son factores que pueden interrumpir la conexión espiritual que tenemos con Dios. Trabajamos bajo tanta presión; concentrados en procesos, procedimientos y solucionando dificultades, que nuestra mente se queda absorta en los asuntos terrenales, haciendo que nos olvidemos fácilmente de Dios.
La tecnología es otra herramienta que Satanás utiliza para separarnos de Dios. De hecho, es incluso más peligrosa porque, cuando la usamos, nuestros sentidos pueden contaminarse con imágenes corruptas o mensajes de moralidad dudosa. Cuando nos sentamos frente al televisor o el monitor de la computadora para navegar en Internet, generalmente bajamos la guardia y dejamos que el maligno introduzca toda clase de imágenes y palabras que transforman nuestra conciencia.

Todo Io que afecte nuestra comunicación y relación con Dios, afecta nuestra espiritualidad, que es la fuerza que nos sostiene ante cualquier tribulación. Sin embargo, es posible cultivar una relación íntima con Dios, incluso en un ambiente permeado de inmoralidad. Al referirse a la experiencia de Enoc, Elena G. de White dijo: «Enoc vivió en una época corrompida, en la que el poder moral estaba muy debilitado. La contaminación abundaba por doquier. Sin embargo, caminó con Dios. Educó su mente en la devoción, para que pensara en las cosas que eran puras y santas; y su conversación se refería a temas santos y divinos. Fue compañero de Dios. Caminó con él, y recibió su consejo. Tuvo que luchar con las mismas tentaciones que nosotros» (Afin de conocerle, p. 322).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario