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martes, 22 de agosto de 2017

Matutina de Menores : Agosto 22, 2017

EL MEJOR TRASPLANTE DE CORAZÓN


“Pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil” (Ezequiel 36:26)

 
Pon la mano en el pecho, e intenta percibir el latido de tu corazón. ¿Puedes sentirlo? ¡¡¡Es que estás vivo!!! ¿Qué tal, si das gracias a Jesús por la vida, ahora mismo?

Es curioso que mucha gente piense que el corazón tiene una forma bonita, como la que le damos cuando lo dibujamos en las tarjetas del Día de los Enamorados. Pero en realidad no es así; el corazón no es bonito. Si lo vieras, seguramente te asustarías, pues es un músculo bastante raro, lleno de sangre, y no te daría ninguna gana de dibujarlo. ¿Sabes quién llevó a cabo el primer trasplante de corazón de la historia? El Dr. Christian Barnard.

El Dr. Barnard nació en Sudáfrica en 1922. Creció en una familia muy pobre, y su papá era pastor de iglesia. Christian estudió Medicina, y se especializó en cirugía cardiovascular. Aprendió la técnica del trasplante de corazón practicando con animales, hasta que luego inventó un tipo de válvula cardíaca que permitía realizar esos trasplantes en personas. En diciembre de 1967, él mismo llevó a cabo ese primer trasplante de corazón en seres humanos, y con el tiempo realizó muchos más. Su técnica ha sido de gran ayuda para millones de personas en todo el mundo.

Ahora, déjame hablarte del gran Médico celestial: Jesús. ¿Sabes? Jesús también es especialista en trasplantes de corazón, solo que los suyos son unos trasplantes diferentes. Jesús conoce nuestros pensamientos, y a eso, a los pensamientos, es a lo que se refiere la Biblia cuando habla del “corazón”. Jesús puede cambiar nuestro corazón, es decir, nuestros pensamientos, para que sean como deben ser. Por ejemplo, si con frecuencia pensamos mal de otros, Jesús puede cambiar esos malos pensamientos y ayudarnos a no ser tan desconfiados. Si a menudo copiamos en los exámenes, hacemos trampas al jugar o mentimos, Jesús puede ayudarnos a cambiar de actitud. ¿Cómo? Dándonos un nuevo corazón, es decir, una mejor forma de pensar. Pero, para eso, tenemos que pedírselo. El cambio no se produce al instante, sino que es un proceso, y para llevarlo a cabo necesitamos de Jesús constantemente.

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