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jueves, 15 de septiembre de 2016

Matutina de Menores: Septiembre 15, 2016

Saliendo triste, volviendo contento


Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1:18.



Jesús dejó Capernaum y caminó alrededor de 40 km al sur, hacia la alta meseta que dominaba la llanura de Esdrelón.

Como era usual, una gran multitud de gente lo seguía, esperando oír sus palabras y para que sanara a sus enfermos. Caminaban por el sendero rocoso con Jesús conduciéndolos por el camino hacia Naín, la pequeña aldea de montaña.

Cerca de la ciudad, Jesús y la feliz multitud se encontraron con un cortejo fúnebre que salía de la puerta este de la ciudad. Parecía como si todos en Naín hubiesen asistido al funeral. Una viuda había perdido a su único hijo. Esta pobre mujer solitaria, cegada por las lágrimas, seguía a aquellos que llevaban el ataúd abierto. Su hijo, envuelto en los habituales lienzos de lino, yacía en el silencio de la muerte.

Jesús observó la escena, y su gran corazón se llenó de compasión por la mujer. Jesús se le acercó tiernamente.

“No llores”, dijo suavemente.

Ella no lo sabía entonces, ¡pero su dolor estaba por convertirse en gozo! Jesús extendió su brazo y tocó el ataúd, para detener a los que lo llevaban. Tanto los que estaban en el cortejo fúnebre como la multitud que seguía a Jesús se juntaron alrededor del ataúd esperando, contra toda esperanza, que algo ocurriera. Y así fue. Con voz clara y resonante, Jesús dijo: “¡Joven, a ti te digo, levántate!”

La voz de autoridad penetró en los oídos de la muerte, y el joven abrió sus ojos. Jesús extendió su brazo, lo tomó de la mano y lo levantó. En un momento, él y su madre se abrazaron alegremente, mientras la gente estaba de pie, alrededor de ellos, en completo silencio. Luego, comenzaron a alabar el nombre de Dios por el evento maravilloso.

La noticia de la resurrección se extendió por todo el país. Era una buena noticia entonces; es una buena noticia hoy en día. El hecho de que Satanás no puede mantener al muerto bajo su poder cuando Jesús habla, ¡debería llenamos de gozo!

Ciertamente, llegará el día en que todos los que creen en Jesús vivirán para siempre. Estos son quienes hayan comprendido que, aunque están muertos en pecado, Jesús puede levantarlos a la vida justo ahora, y prepararlos para aquel día feliz cuando él regrese.

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