Matutina de la Mujer: Septiembre 15, 2016

Las preguntas de Dios 2da parte

“¡Tú eres mi Dios! Con ansias te busco, pues tengo sed de ti” (Sal. 63:1).

¿QUÉ ES LO QUE TIENES EN LA MANO? (Éxo. 4:2). Tal vez te parezca que te falta talento, educación, recursos, encanto personal o experiencia para alcanzar las metas que Dios te plantea en su
Palabra. Sin duda, parecen demasiado elevadas para una mujer sencilla como tú. Pero solo lo “parecen”; para Dios es fácil actuar a través de ti siempre y cuando te rindas a él, abandones toda prepotencia, y pongas con humildad tu vida a su servicio. El se encargará de los obstáculos. Por eso, analiza qué tienes a tu disposición, y decide dedicarlo al Señor. Solo tienes que estar dispuesta a empezar por ahí.

¿Dónde está tu hermano? (Gén. 4:9). Toda la humanidad son nuestros hermanos y hermanas, ¿tienes clara tu responsabilidad hacia ellos? Dios necesita que la tengas, pues la máxima del evangelio es amar a Dios sobre todas las cosas, y a los demás como a nosotras mismas. Creo que esta pregunta es de las que debemos hacemos todos los días antes de salir de casa, para que todo lo que hagamos y digamos esté empapado de este espíritu.

¿De qué vas hablando por el camino? (Luc. 24:17).

¿Qué temas ocupan tu mente? Si tu prioridad es el conocimiento de Dios, el Espíritu te ayudará a descifrar los requisitos de la salvación, y a cumplir con todos ellos. Presta atención a lo que sale de tu boca y a lo que entra en tu mente.

¿También tú quieres irte? (Juan 6:67). Mucha gente abandona el evangelio cada día, y en algún momento cada una de nosotras tendremos que vernos frente a este gran dilema de la experiencia religiosa. ¿Qué harás tú cuando los tiempos se pongan difíciles? Recuerda que no soy yo quien lo pregunta, es Dios. ¿Estás totalmente comprometida con su causa? Tenlo claro ahora, cuando las cosas van bien, para que si alguna vez tu mundo se tambalea puedas recordarlo.

¿Me amas? (Juan 21:16). Si tu respuesta es sí, alimenta cada día esa relación de amor.

Hay más preguntas de Dios en las Escrituras esperando tu respuesta. Te invito a descubrirlas por ti misma y anotarlas en un papel. Al lado, escribe tus respuestas después de haber reflexionado bien. Este será un ejercicio que te dará un mayor conocimiento de la Biblia, de ti misma y de Dios.