Buscar...

jueves, 15 de septiembre de 2016

Matutina de Adultos: Septiembre 15, 2016

De rodillas – 4


“Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” Hebreos 7:25


CONTINUEMOS CON la tercera manera de amar a los perdidos a través de la oración.


Trabaja siguiendo la lista. Durante algún tiempo he tenido el nombre de un profesor universitario en mi lista de oración (enseña en otra universidad de las inmediaciones). Estudiamos juntos la Biblia, y
pareció que el Espíritu hacía que ahondásemos cada vez más en la Palabra. De repente, se vio precipitado en una crisis personal y nuestros estudios se interrumpieron. Toda tentativa por mi parte de reconectar con él posteriormente fue objeto de desprecio. Así que llegué a la conclusión de que este era uno de esos casos en que le dedicas tus mejores energías y tus oraciones más fervientes, pero aceptas la realidad de que no todo esfuerzo por conducir una persona a Cristo termina en éxito. Y, además, lo que puede que a nosotros nos parezca un fracaso puede resultar que, en realidad, sea estratégico en el ministerio del Espíritu Santo hacia esa persona mucho después de que hayamos desaparecido del escenario y que pueda acabar en una doble victoria para Dios.
Mantuve al profesor universitario en mi lista de oración y seguí presentándolo ante Dios todos los viernes, pidiendo que Dios obrase donde yo no podía. Entonces, una mañana de viernes, estaba yo dando un paseo de oración. (Aunque corro todos los días, he descubierto que incluir un paseo semanal al comienzo de la mañana puede ser un momento reparador y tranquilo para repasar tu lista intercesora con Dios). Aquella mañana pesaba en particular sobre mi corazón el nombre de ese profesor, así que dije: “Dios, no sé si debería tan siquiera seguir intentando ponerme en contacto con él, así que si es tu voluntad para nosotros que volvamos a estar contacto en el estudio de tu Palabra, por favor, haz que él se ponga en contacto conmigo”. Dos horas después recibí un correo electrónico de ese profesor que decía: “He echado de menos el tiempo que pasamos juntos. ¿Cuándo podemos empezar a estudiar la Biblia de nuevo? Y esta vez elige tú el tema”. ¡Alabado sea Dios! Y lo elegí.

¿Qué quiero decir? Tienes que estar dispuesto a trabajar siguiendo tu lista en nombre de Dios. Sí, debemos orar por los perdidos. Pero, a renglón seguido, debemos estar abiertos a la posibilidad de que Dios necesite usarnos para dar respuesta a nuestras propias oraciones. Dirás: “¡No hay manera de que yo pudiera llegar a estudiar la Biblia con nadie!” Pero no te precipites en descartar lo que el Espíritu pueda hacer a través de ti. En primer lugar, cuentas con la promesa: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Y, en segundo lugar, hay un montón de material y de cursillos que Dios puede usar para prepararte. Ora siguiendo tu lista. Trabaja siguiendo tu lista.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario