Buscar...

viernes, 9 de septiembre de 2016

Matutina de la Mujer: Septiembre 9, 2016

SIEMPRE DISPUESTA


“Ustedes, que sobresalen en todo: en fe, en facilidad de palabra, en conocimientos, en buena disposición para servir y en amor […], igualmente deben sobresalir en esta obra de caridad” 2 Cor. 8:7).



CUENTA Tony CAMPOLO que, en una ocasión, fue a una funeraria para visitar a los familiares de un conocido que acababa de morir pero, por error, terminó entrando en un cuarto donde se estaba
velando a otro difunto. Enseguida se dio cuenta de que aquel no era el lugar correcto pero, al ver que la única persona presente en aquel velorio era la viuda del difunto, decidió quedarse. A Campólo le pareció aquella una realidad tan triste, una presencia tan solitaria, un momento tan duro en la vida de una mujer, que decidió acompañarla hasta el final. Así que hasta que el esposo fue enterrado y no quedaba ya nada más por hacer, Campólo no se fue. Cuando ambos se dirigían cada uno a su auto para irse a sus casas, Campólo confesó a la viuda desconocida que, en realidad, nunca había conocido a su esposo, que había llegado allí por error. “Ya me lo imaginaba -le dijo la mujer mientras lo tomaba del brazo con fuerza-, pero no me importa. Nunca podrá usted imaginarse lo mucho que ha significado para mí que me haya acompañado hasta el final”.*

Qué sencillo es a veces tocar un corazón. Basta con estar dispuesta, atenta, sensible a toda oportunidad de hacerlo allí donde aparezca, a veces en el momento y el lugar menos esperados. Y es que la necesidad y el dolor son así, están en todas partes, y siempre es posible tener acceso a ellos de alguna manera, quizá están más cerca incluso de lo que pensamos. Quien cambia una vida no es quien está en la mejor posición para hacerlo (económica, social, afectiva o de cualquier otra índole), sino la persona menos pensada, simplemente porque tiene la disposición necesaria. Estar siempre dispuesta es una fuerza imparable para hacer el bien.

No cabe duda de que existe una estrecha relación entre la disposición y la felicidad, tanto la propia como la ajena (ser feliz una misma depende mucho de hacer felices a los demás). Las personas más especiales son las que saben crear la oportunidad de dar consuelo, sanar una herida o aliviar un dolor sin que se lo pidan. ¿Estás dispuesta? ¿Pero siempre dispuesta?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario