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jueves, 8 de septiembre de 2016

Matutina de Adultos: Septiembre 8, 2016

“EL REINO AVANZA ENTRE AMIGOS – 1”


«Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas». Hechos 2: 41



SU IMAGEN SE DIFUNDIÓ por el mundo entero gracias a Internet. Gemelas idénticas doce semanas prematuras en Worcester, Massachusetts, las diminutas hermanas Kyrie y Brielle Jackson
apenas pesaron un kilo cada una al nacer. Kyrie empezó a ganar peso rápidamente, pero la pequeña Brielle tenía problemas respiratorios y del ritmo cardíaco, su nivel de oxígeno en sangre era bajo y su ganancia de peso muy lenta.

De repente, a las cuatro semanas de vida, Brielle empezó a respirar con dificultad, su carita y sus bracitos, delgados como un palo, adquirieron un tono gris azulado, su ritmo cardíaco se disparó y presentaba un hipo peligroso que sometía su cuerpo a estrés. La enfermera Gayle Kasparian, de la unidad de cuidados intensivos de neonatos, intentó desesperadamente estabilizarla, pero era inútil. Entonces la enfermera recordó un procedimiento denominado «encunado doble de bebés de partos múltiples», común en Europa pero prohibido en Estados Unidos por temor a la transmisión de infecciones.

Gayle levantó a Brielle y la puso en la incubadora junto a su hermana Kyrie. Y, según los informes periodísticos, en ese preciso instante, los niveles de oxígeno de Brielle subieron de repente, su respiración se hizo menos trabajosa, su llanto se detuvo y fue extendiéndose el color sonrosado normal de la piel. Alguien obtuvo una fotografía de las hermanas prematuras en su incubadora compartida. La revista Life y el Reader’s Digest se hicieron eco de la misma y hoy está por toda Internet. De hecho, tan famosa llegó a ser esa foto que los padres de esas dos hermanas gemelas ¡tuvieron que solicitar un número de teléfono que no figurase en el listín telefónico! En la actualidad las hermanas gozan de perfecta salud. ¿La imagen? Tumbadas sobre la barriga lado a lado en la incubadora y profundamente dormidas, Kyrie tiene su bracito sobre los hombros de Brielle, amiguitas diminutas en reposo. Llaman a la imagen «El abrazo del rescate».

Mucha gente termina la historia del Pentecostés en aquel glorioso bautismo de tres mil personas. Pero la historia prosigue. Porque en lo que sigue se representa un «abrazo de rescate» que, claramente, resulta esencial para los recién nacidos: «Y [los recién nacidos espiritualmente] perseveraban […] en la comunión unos con otros» (Hech. 2: 42). El «abrazo del rescate» está en la palabra griega koinonia, traducida «comunión», o cálida interacción relacional. ¿No es asombroso? En la estrategia divina de la salvación resulta vital el poder de la amistad de un brazo sobre los hombros. Mi amiga Ruthie Jacobsen tiene toda la razón en su precioso libro Bridges 101: «El reino avanza entre amigos». El reino de Dios se extiende no solo por medio de campañas públicas de evangelización (Hech. 2: 41), sino también a través de relaciones individuales (vers. 42, 47). Y por eso la misión de los elegidos es hacer nuevos amigos para Jesús. Así que, ¿por qué no hacerlo hoy?

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