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domingo, 28 de agosto de 2016

Matutina de Menores: Agosto 28, 2016

NO HAY GOZO EN LOS CELOS


Así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. Juan 3:29, 30.



¡Mi perro es mejor que tu perro!” “¡Mi equipo es mejor que tu equipo!”

¿Escuchaste alguna vez a alguien intentando comenzar una discusión con palabras cómo estás? El
tema realmente no importa, y usualmente siempre pasa la misma cosa. Los sentimientos se comienzan a caldear y se intercambian palabras de enojo; algunas veces, hasta golpes. Puedes estar absolutamente seguro de quién es el que está detrás de todo esto. Satanás ama las divisiones. Una de sus armas secretas es la envidia. Como fue el primero en estar celoso, conoce exactamente cómo poner esta trampa. Lo hizo con los discípulos de Jesús y con los de Juan el Bautista.

Juan se había convertido en un héroe nacional, extremadamente popular. Si lo hubiese querido, podría haber anunciado que él era el Mesías y el pueblo habría acudido a él en manada, como las abejas ante la miel. Sus propios discípulos se sentían orgullosos de su profeta. Y así fue como comenzó todo el problema.

Después de que Jesús se fue de Jerusalén, la corriente de popularidad osciló en su dirección. Cada día, más y más gente lo seguía, mientras que las multitudes que estaban alrededor de Juan se hicieron cada vez más y más pequeñas. Cuando Jesús comenzó a autorizar a sus discípulos a bautizar a la gente, el diablo vio una gran oportunidad para crear división. Los discípulos de Juan discutían que ser bautizados por los discípulos de Jesús no era lo mismo que ser bautizado por Juan.

Cuanto más discutían, tanto peor se ponía la cosa, hasta que finalmente los discípulos de Juan dieron rienda suelta a sus profundos sentimientos envidiosos.

“¡Ustedes no tienen ningún derecho de bautizar!”, exclamaron.

Cuando Juan escuchó lo que pasaba, mostró su valor real como una persona transformada. Recordó a sus discípulos que él era solo como un amigo que había ayudado a dos personas enamoradas a estar listas para su matrimonio. Una vez que el novio recibió a su novia, el trabajo del amigo estaba cumplido. Juan estaba feliz de ver al Salvador teniendo tal éxito; no había necesidad de discutir sobre el bautismo. El amor de Jesús lo era todo.

“Fuera de Cristo, el bautismo, como cualquier otro rito, es una forma sin valor” (El Deseado de todas las gentes, p. 181).

Cuando aprendamos a centramos en Jesús y en su amor, en lugar de en nosotros mismos y nuestro egoísmo, entonces experimentaremos el gozo del que habló Juan.

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