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domingo, 28 de agosto de 2016

Matutina de la Mujer: Agosto 28, 2016

LO QUE VALE MÁS


“Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mat. 6:33, NVI).



CUENTA UNA HISTORIA que una mujer iba caminando por la montaña cuando encontró una piedra de gran valor cerca de un arroyo. La recogió, la guardó en su mochila y continuó su viaje.
Al día siguiente, se cruzó con un viajero de muy pocos recursos, que en aquel momento tenía hambre. Ante la necesidad ajena, la mujer abrió su mochila para brindar al forastero su poco alimento, y el hombre vio la piedra. “¿Podría regalarme esa piedra?”, preguntó él, sabiendo que valía lo suficiente como para no volver a pasar hambre nunca más. La mujer se la entregó sin vacilar un instante. El viajero se alejó, no pudiendo creer su buena suerte. Pero pocos días después regresó: “Le devuelvo esta piedra -dijo-, con la esperanza de que pueda regalarme algo mucho más precioso, eso que hay en su interior que le permitió regalarme la piedra sin dudarlo”.*

La mayor parte de nosotras vivimos tremendamente imbuidas de la cultura que nos rodea: corriendo de aquí para allá, afanadas por las necesidades más inmediatas como el trabajo, la salud de los nuestros, qué comeremos y beberemos (nosotras y nuestras familias), si tendremos suficiente ropa y de acuerdo a nuestras preferencias… Cedemos a la sutil tentación de subordinar las cosas que más valen a las que valen menos, perdiendo de vista que no hay seguridad en nada aparte de Dios. Por eso somos llamadas a tener una dependencia de él como la que tienen las aves del cielo, que “no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta” (Mat. 6:26, NVI).

“Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mat. 6:33, NVI), dijo Jesús. Primero lo primero: el reino de Dios y su justicia; es decir, primero amar, primero la fe, la devoción, la dependencia del Padre, la solidaridad, la paz…, todo aquello que dura para vida eterna y que nos hace, ya aquí, ciudadanas idóneas para el reino del cielo. Y segundo lo segundo: las cosas que él irá añadiendo, como el trabajo, la ropa, la casa en propiedad, el auto, e incluso la comida y la salud, por muy radical que pueda sonar. Jesús sabe por qué nos lo ha dicho.

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