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lunes, 18 de julio de 2016

Matutina de Jóvenes: Julio 18, 2016

ELENA DE WHITE Y LA GUERRA CIVIL PARTE I


Si lo que el profeta proclama en nombre del Señor no se cumple ni se realiza, será señal de que su mensaje no proviene del Señor. Deuteronomio 18:22



PortadaJElena de White recibió varias visiones relacionadas con el conflicto que casi  provocó el desmembramiento de los Estados Unidos. En Testimonios para la iglesia, 1.1, pp. 264-268 se describe una de las más amplias. Contra todos los pronósticos de aquel entonces, el 12 de enero de 1861 ella profetizó el inminente inicio de la guerra. La fecha de la visión es muy importante, puesto que la conflagración comenzó el 12 de abril, tres meses después de su visión.

Ese día se estaba dedicando el templo de Parkville, Michigan. James White, Elena de White, E. J. Waggoner y Urías Smith asistieron a la ceremonia. Después del sermón predicado por el pastor White, Elena presentó una poderosa exhortación. Más tarde ella entró en visión y J. N. Loughborough nos cuenta lo que ella describió: “No hay nadie en este lugar que tan solo haya soñado con las dificultades que vendrán sobre nuestra nación. La gente ha prestado poca importancia a la orden de secesión emitida por Carolina del Sur, pero a mí me ha sido presentado que un gran número de estados se le unirán, y entonces habrá una terrible guerra. […] Al terminar la guerra se me mostró el campo de batalla, estaba lleno de muertos y moribundos. […] Luego me fueron mostrados los hogares de los que habían perdido a sus esposos, hijos y hermanos durante la guerra. Vi en esos hogares angustia y dolor. ¡…] Veo en este lugar personas que perderán a sus hijos en la guerra” (Rise and Progress of Seventh-day Adventist, pp. 236, 237).

¿Se cumplió la profecía? Cuatro años de guerra; casi un millón de muertos y más de cuatrocientos mil heridos, fue el saldo final de la secesión iniciada por Carolina del Sur. Lo dicho por Elena de White se cumplió al pie de la letra.

Y si echas un vistazo al libro Las asombrosas profecías de Elena G. de White, escrito  por Herbert Douglass, te maravillarás al descubrir cómo mensajes que tienen un siglo de antigüedad se han cumplido delante de nuestros propios ojos. Yo creo en los profetas de Dios. ¿Y tú?

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