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jueves, 9 de junio de 2016

Matutina de Menores: Junio 9, 2016

ESCUCHANDO A LOS NECIOS


El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado. Proverbios 13:20



Después de la muerte de Salomón, su hijo Roboam se preparó para ser el próximo rey. El pueblo viajó d todas partes de Palestina para el reconocimiento formal de este hombre que sería el nuevo
monarca. En la gran ceremonia, Jeroboam, conocido como un poderoso hombre de valor, hizo una sugerencia; una sugerencia que realmente sacudiría las cosas.
“Tu padre, Salomón, nos hizo pagar impuestos muy altos cuando era rey. Por favor, baja los impuestos y te serviremos”. Roboam necesitaba más tiempo para analizar detalladamente el asunto. “Regresa en tres días y te diré lo que tengo pensado hacer”. Durante ese tiempo, primero habló con los ancianos consejeros de su padre.

“¿Qué consejo me dan para el pueblo?” Cada uno de ellos respondió de la misma manera: “Baja los impuestos”. Si Roboam hacía esto, dijeron los sabios consejeros, “el pueblo te servirá para siempre”.

Pero Roboam no estaba satisfecho con eso. No era exactamente lo que hubiese querido escuchar. Así que, se volvió a sus amigos jóvenes por consejo. Sería muy malo ver disiparse toda la diversión; sería una verdadera vergüenza acabar con el buen vivir. Por unanimidad, aconsejaron a Roboam que hablara severamente al pueblo, para mostrarles quién era el jefe. Habrían más impuestos, no menos.
Roboam asintió con la cabeza y sonrió a sus jóvenes amigos. Esa idea sonaba mucho mejor que la sugerencia de aquellos viejos veteranos. A Roboam y a sus jóvenes amigotes realmente les gustaba el plan de usar D. O. P. (el dinero de otra persona). Después, el joven príncipe también fue halagado con la idea de que, como rey, podía mandar a la gente que lo rodeaba.
Cuando el pueblo se volvió a reunir al final de los tres días, Roboam tenía preparado todo su pequeño discurso ruin. “!Si mi padre los golpeó con látigos, yo los golpearé con escorpiones!”  Su voz se elevaba mientras contaba cómo iba a ser más duro.
Era demasiado. “!Israel, a tus tiendas!”, exclamó Jeroboam. “!Separémonos!”
Así como así, diez de las tribus de Israel decidieron separarse de las otras, dejando a Roboam parado allí, con su boca abierta. Las únicas tribus que permanecieron leales a él fueron Judá y Benjamín. El discurso egoísta había divido el una vez fuerte reino israelita en dos campamentos débiles.

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