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sábado, 11 de junio de 2016

Matutina de Jóvenes: Junio 11, 2016

No le tengo miedo


Si los pecadores quieren engañarte, ¡no se lo permitas, hijo mío! (Proverbios 1:10).



Con toda la ingenuidad del mundo, el niño se acerca a su padre y le dice:
-Papá, ¿es Satanás más grande que yo?
-Sí, mi niño –respondió el papá.
-¿Es más grande que tú? –preguntó el niño.
-Sí, hijo mío, es más grande que yo.
Muy sorprendido de la respuesta, el niño queda pensativo y formula una nueva cuestión:
-¿Es más grande que Jesús?
-No, hijo mío –contestó el papá-, Jesús es más grande que él.
Entonces, con una sonrisa en sus labios, el niño exclamó:
-¡Pues no le tengo miedo!
Tú tampoco tienes que tenerle miedo al diablo. Satanás es un enemigo que ya fue derrotado. Jesús describe ese cuadro en estos pasajes de Lucas: Mientras el hombre fuerte [Satanás] y armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte [Jesús] que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte el botín (Lucas 11:21, 22, RV95). El hombre fuerte no solo ha sido derrotado por Jesús, también ha sido desarmado y sus despojos han sido han sido repartidos.
Para dejar claro cuán avasallante fue la victoria de Jesús sobre Satanás, el doctor Lucas usa una palabra griega muy conocida en su época: panoplian; de ella deriva el vocablo castizo panoplia. La panoplia no era una parte de la armadura, era la armadura completa. Satanás había confiado en sus armas durante miles de años; pero Cristo ha echado por tierra todas sus infernales artimañas, le ha quitado la armadura y ha desvelado el carácter malvado del enemigo de los seres humanos.
Las palabras de Lucas me hacen recordar este pasaje de Pablo: Y [Cristo] despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses 2: 15, RV95). ¿Cómo que lo despojó? Sí, eso significa que el Señor le quitó la vestimenta al diablo; lo dejó desnudo; le quitó la armadura. Aunque no podemos obviar el hecho de que el diablo sigue siendo un enemigo muy peligroso, no olvides que tú eres hijo del más fuerte, es decir, de Cristo. Y el poder de Jesús te dará la victoria sobre las fuerzas del mal.

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