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lunes, 13 de junio de 2016

Matutina de Jóvenes: Junio 13, 2016

UN LIBRO INSPIRADOR


“Toda Escritura […] es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien” (2 Timoteo 3:16, 17).



Cuando la autora alemana Christiane Zschirnt preparó una lista con los libros que toda persona debería leer, la inició con la Biblia y, con mucho acierto, declaró: “Los conocimientos que transmite
la Biblia conforman el mayor sustrato común del mundo occidental”. No puede ser casualidad que las más encumbradas obras literarias de nuestra civilización estén en deuda con las Sagradas Escrituras. La Biblia es omnipresente en libros como El Quijote de Cervantes o El paraíso perdido de Milton. Lo mismo puede decirse de La divina comedia de Dante, Los hermanos Karamazov de Dostoievski; por no hablar de los poemas de Amado Ñervo, Gabriela Mistral o Rubén Darío. Hace algunos años se publicó un artículo en el prestigioso periódico The New York Times que catalogó la Biblia con el bien merecido título “Libro de los libros”.

La Biblia también inspiró la fundación de las más prestigiosas universidades. Por ejemplo, en 1636, la Iglesia Congregacional fundó la Universidad de Harvard, quizá la más acreditada del mundo, como un centro para estudiar Teología. La Universidad de Yale fue fundada como una institución cuyo propósito principal era preparar pastores. La Universidad de la Sorbona, en París, inició como un centro de estudios especializados en las Sagradas Escrituras. De hecho, hasta muy avanzado el siglo XIX, los grandes centros de educación superior de Occidente casi siempre fueron administrados dentro de los parámetros presentados en la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios también desempeñó un papel vital en el establecimiento de hospitales, en la correcta estimación de la dignidad humana, en la ciencia, en la abolición de la esclavitud, en el arte, en la música, en la educación de la mujer, en la formación de ideales de libertad para todos, en el respeto de los derechos humanos. Es innegable que la Biblia es el libro que transformó y estableció las bases de nuestra civilización. La lectura de la Biblia te ayudará a “hacer toda clase de bien”, porque la Palabra de Dios no solo es un libro inspirado, sino ¡también un libro inspirador!

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