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lunes, 13 de junio de 2016

Matutina de Adultos: Junio 13, 2016

«LA AMENAZA FANTASMA»


«Y esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras». 2 Corintios 11: 14, 15



FANTASMAS EN LA IGLESIA, fantasmas en Hollywood, fantasmas en la universidad, fantasmas en la sala de juntas, fantasmas en la alcoba: ¡están en todas partes! ¿De dónde vienen? ¿Y por qué
han venido tan en tropel? ¿Nos están engordando para el día de la matanza?

Una categoría inusual de fantasmas son las «apariciones marianas», supuestas apariciones de María, la madre de Jesús. Hoy hay una Biblioteca Mariana y un Instituto Internacional de Investigación Mariana en la Universidad de Dayton. Según sus estadísticas, se registraron 386 casos de apariciones marianas en el siglo XX, 87 de las cuales han sido analizadas por Roma. Cientos de informes de apariciones quedan sin documentar y sin estudiar. Quizá las apariciones puedan ser explicadas por el título «Pontifex Maximus» que fue adoptado por el obispo de Roma hace dieciséis siglos. Se trata de una expresión latina que significa «el mayor constructor de puentes», título que había pertenecido al sumo sacerdote del culto romano pagano y lo oculto. «El mayor constructor de puentes»: ¿no leímos algo ayer sobre manos tendidas sobre el abismo el espiritismo?

Cuando analizamos las supuestas comunicaciones con los muertos hemos de tener en mente que la Palabra de Dios es clara. El «alma» y el «espíritu» de los seres humanos son objeto de referencia más de mil setecientas veces en la Biblia, pero ni una vez se dice que sean inmortales ni eternos. De hecho, la Biblia declara que solo Dios es inmortal por naturaleza (1 Tim. 6: 14-16). El espíritu que vuelve a Dios en el momento de la muerte no es una entidad consciente, sino que se trata del hálito de la vida (Ecl. 12: 7; Gén. 2: 7). Las palabras «espíritu», «viento» y «aliento» de nuestras traducciones españolas provienen de las mismas palabras originales hebreas y griegas. De aquí que los únicos fantasmas que conoce la Biblia sean las suplantaciones demoníacas de los difuntos (1 Sam. 28). El texto de hoy avisa sobre ángeles «de luz», que no son más que demonios de las tinieblas disfrazados.

Las manifestaciones «sobrenaturales» en los servicios de culto por doquier, la fascinación de la televisión con los médiums y sus comunicaciones con los difuntos ante las cámaras, la obsesión de Hollywood con lo oculto y el espiritismo, las apariciones marianas: ¿es este un esfuerzo estratégico concertado para atrapar a toda la civilización en la red de un gigantesco engaño escatológico?

¡No es de extrañar que tengamos esperanza! Porque vuelve el Jesús que predijo «que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. » (Mar. 13: 22, NVI) en vísperas de su regreso. ¡Hasta la mala noticia es buena!

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