Buscar...

jueves, 12 de mayo de 2016

Matutina de Jóvenes: Mayo 12, 2016

¿QUIÉN ES MÁS DICHOSO?


“Y dichoso aquel que no pierda su fe en mí” (Lucas 7:23).



¿Has oído la historia de Frano Selek? Cuando leí acerca de él en un artículo publicado en la página Web de la BBC, me quedé con la boca abierta. Resulta que Frano se ha ganado la fama de ser
considerado como el hombre más dichoso del mundo. Su “dicha” comenzó en 1962 cuando el tren en que viajaba se descarriló y cayó en un río. A causa del accidente muchas personas perdieron la vida, pero Frano salió nadando del río con apenas algunos rasguños. Al año siguiente, en 1963, nuestro amigo abordó un avión. El viaje fue placentero hasta que uno de los motores dejó de funcionar. Cuando el avión iba en picada, la puerta se abrió y Frano salió disparado de la aeronave poco antes de que esta se estrellara. Todos los pasajeros murieron. ¿Y Frano? Pues al salir despedido de avión cayó sobre una pila de heno y logró sobrevivir.

En 1966 el autobús en que viajaba se precipitó a un río, pero Frano una vez más logró ganarle la partida a la muerte. Sobrevivió también en dos ocasiones en que su auto estalló en llamas. En 1995 fue arrollado por un autobús, pero nada de gravedad. Al año siguiente perdió el control de su vehículo, cayó por un despeñadero y el automóvil explotó. ¿Y Frano? Se salvó al quedar enganchado de un árbol. No creas que todo termina ahí. En 2003 ganó casi un millón de dólares en la lotería.

Al leer su historia, me he preguntado: ¿Quién ha sido más dichoso Frano o yo? He volado decenas de veces y nunca he tenido problema con ningún avión. He recorrido cientos de miles de millas en automóvil y hasta ahora no he tenido un solo accidente. Como no soy adicto a los juegos de azar, jamás he gastado un solo centavo en un boleto de lotería. Sí, creo que Frano ha sido dichoso; pero yo me considero más afortunado porque nunca me he visto en una situación que atentara contra mi vida. ¿Has pasado por peripecias como las de Frano? Creo que tanto tú como yo tenemos inmensas razones para sentirnos gente dichosa.

Pero nuestra mayor dicha radica en que seguimos confiando en el cuidado protector de Jesús.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario