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sábado, 26 de diciembre de 2015

Matutina de Adultos: Diciembre 26, 2015

El rechazo de las autoridades religiosas


«Y habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le respondieron: “En Belén de Judea”». (Mateo 2: 4-5)



Los principales de los sacerdotes y los escribas consultados por Herodes eran los representantes de la religión oficial, los intérpretes autorizados de la profecía mesiánica y, por supuesto, conocían lo que el profeta Miqueas decía acerca del lugar de nacimiento del Mesías, Pero aquellos guardianes de los santos oráculos y de la ortodoxia no manifestaron simpatía hacia los «intrusos» extranjeros y, con total indiferencia, escucharon los pormenores del viaje de los sabios y el carácter sobrenatural de la conducción de la estrella. Tampoco habían dado crédito al testimonio de los pastores que circulaba por Belén y del que tenían noticia, lo cual consideraron como rumores y habladurías de gentes ávidas de sensacionalismo. No, no mostraron ningún interés en algo tan importante como lo que se decía del nacimiento y la manifestación del Mesías esperado. La obvia pregunta que nos hacemos ante esa actitud es, ¿por qué?

La respuesta es estremecedora: «Si los informes traídos por los pastores y los magos habían de ser aceptados, eso colocaba a los sacerdotes y rabinos en una posición poco envidiable, pues desmentía su pretensión de ser exponentes de la verdad de Dios. Esos sabios maestros no querían rebajarse a recibir instrucciones de aquellos a quienes llamaban paganos. No podía ser, razonaban, que Dios los hubiera pasado por alto para comunicarse con pastores ignorantes gentiles incircuncisos. Resolvieron demostrar su desprecio por los informes que agitaban al rey Herodes y a toda Jerusalén. Ni aun quisieron ir a Belén para ver si esas cosas eran así. E indujeron al pueblo a considerar el interés en Jesús como una excitación fanática. Así empezaron a rechazar a Cristo los sacerdotes y rabinos. Desde entonces, su orgullo y terquedad fueron en aumento hasta transformarse en odio arraigado contra el Salvador» (El Deseado de todas las gentes, pág. 44).

En las escenas del nacimiento, ellos representaron el orgullo, la envidia y los prejuicios de clase que frecuentemente cierran la puerta a la luz. Desempeñaron el papel de aquellos que, también hoy, están más interesados en salvaguardar el «sistema», la religión oficial, que la verdad que les está siendo revelada. Es el paradigma del rechazo de las clases privilegiadas que no quieren renunciar a su prestigio e influencia. Lo triste de este drama es que su oposición incipiente los llevo hasta el horrendo paroxismo de la cruz.

Este día pide a Dios la suficiente sensibilidad para escuchar y aceptar los mensajes que tiene para ti, y no rechaces su luz.

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