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miércoles, 7 de octubre de 2015

Matutina de la Mujer: Octubre 7, 2015

Cuida tus defensas


Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41



Estaba resfriada. Apenas podía hablar. A mí se me bajan las defensas fácilmente, y cualquier descuido de mi parte trae graves consecuencias para mi salud. No puedo descuidarme en nada. Hice un análisis mental y recordé que, por causas ajenas a mi voluntad, no había estado descansando lo suficiente. Además, uno de mis hijos también estaba resfriado. Eso no me favorecía.

Enseguida pensé en lo importante que es mantenernos en alerta constantemente. Ningún descuido quedará sin consecuencias, pues el enemigo busca insistentemente a quién destruir. Entrará por cualquier brecha. Por eso debo cuidar mis defensas físicas y espirituales.

“Velar y orar”. Necesito a diario la vestimenta que protege del mal tiempo y las inclemencias espirituales: la armadura de Dios. Si descuido la conexión con el Comandante celestial, perderé su protección y caeré enferma, en pecado. La falta de descanso contribuye a bajar las defensas. Por eso Jesús dice: “Venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28). Dejar lo que nos abruma en manos de quien puede resolverlo provee alivio físico y espiritual.

Nunca tomes a la ligera un resfriado espiritual. Desatendido, puede generar afecciones más graves. Si ya te encuentras espiritualmente enferma, usa los remedios del Sol de Justicia y las vitaminas de sus promesas para fortalecer tu espíritu. Tomar abundante agua, en la fuente de su amor, traerá copiosas bendiciones, y aligerará el proceso de recuperación. Ve a él con una dosis de confesión y mucha fe, pues anhela restaurarte.

Necesitamos una alimentación equilibrada y nutritiva. La Palabra de Dios provee la dieta adecuada para la salud física y espiritual. El ejercicio físico aumenta la fuerza y la inmunidad. Compartir con otros y testificar de lo que Dios ha hecho fortalecerá nuestras vidas, y contribuirá al bienestar de otros. La crítica, el chisme y la queja crean un ambiente tóxico y nocivo para los pulmones espirituales. Respirar la atmósfera pura, celestial, es imprescindible si deseamos mantenernos sanos y fuertes. No descuides tus defensas.— Rhodi Alers de López.

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