Buscar...

miércoles, 7 de octubre de 2015

Matutina de Jóvenes: Octubre 7, 2015

Pongamos un poco de equilibrio


He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son como palomas. He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; nuestro lecho es de flores. Cantares 1:15, 16.



Muchos de los conceptos que vienes leyendo en las meditaciones de este mes te podrían dar la impresión de que, a la hora de elegir una pareja romántica, lo único que importa son sus cualidades espirituales y morales, y que la Biblia minimiza o niega la importancia del atractivo romántico y erótico. Pero, ese no es el caso. El libro bíblico Cantar de los cantares, inspirado por Dios, está saturado de expresiones que retratan la atracción romántica y erótica.

Algunos creyentes suelen incurrir en un idealismo religioso irrealista por el cual caen en el error de casarse con la primera persona que encuentran con buenas cualidades espirituales y buen carácter, aun cuando no se sienten atraídos por ella. Como resultado, se encuentran al lado de una persona que puede ser muy admirable y querible como ser humano, pero por la cual no sienten nada especial, propio del amor de pareja. En los peores casos, si sus principios y su relación con Dios no son lo suficientemente firmes, esto los inducirá a la infidelidad, y terminarán destruyendo su hogar. En otros casos, si la persona posee estos principios y esta relación sostenedora con Dios, seguirá siendo fiel a su pareja, aunque portará de por vida una gran frustración amorosa y aun sexual que, quiéralo o no, tendrá sus consecuencias en la relación de pareja: no se puede disimular esta carencia, y la persona con la cual haya unido su suerte sin tener este sentimiento lo notará, y probablemente sentirá que su pareja le “arruinó la vida”, aun cuando ambos, por principios morales y éticos, por el valor que tiene la familia, sigan juntos. No es imposible que lo hagan, incluso con un grado razonable de felicidad, pues Dios puede “escribir derecho con líneas torcidas”. Sin embargo, ambos cónyuges pueden cargar su insatisfacción toda la vida.

Aun una autora inspirada como Elena de White es muy realista al respecto, al declarar que: “No quisiera que se entienda que hay que casarse con quien uno no ama. Esto sería un pecado”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario