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domingo, 11 de octubre de 2015

Matutina de la Mujer: Octubre 11, 2015

Milagro inesperado


Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falte conforme a las riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19



-Oigan, chicas, ¿alguien vio el dinero que me dieron ayer? -pregunté a mis compañeras de cuarto.

Me encontraba estudiando la licenciatura en una institución de la iglesia con internado-, ¿Alguna de ustedes recuerda haberme visto guardarlo? -insistí, mientras buscaba con ansiedad en los bolsillos del overol de mezclilla que había usado el día anterior.

Ante la ausencia de respuestas concretas, opté por aceptar que el dinero se me había caído. Como estudiante pobre y extranjera, no contaba con muchos recursos económicos, así que para mí era una gran pérdida. Hice todos los esfuerzos para conmover el corazón de quien lo hubiera tomado; coloqué letreros y realicé anuncios, pero fue en vano.

Pocos días después, cuando ya me había olvidado del hecho, el vicerrector financiero de la universidad se me acercó y me dijo: “Ve a mi oficina esta tarde; necesito hablar contigo”. Sorprendida y con cierta incertidumbre, me presenté en su oficina.

-¿Cómo estás? -vino la pregunta para romper el hielo.

-Bien-dudé, y luego dije-. Aunque un poco triste porque perdí un dinero.

Le conté el incidente, mientras él parecía no prestarme atención y realizaba unos cálculos. Cuando terminé, me dijo:

-¿Cuánto perdiste?

-600 pesos -respondí.

-Bueno, ¡Dios acaba de regresártelos con intereses!

No comprendí lo que decía hasta que me informó de que un amigo de mi familia había enviado por medio de él cierta cantidad en dólares para mí, que al tipo de cambio de entonces ¡eran 675 pesos!

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falte”. ¡Promesa cumplida! Amiga: solo tienes que confiar y esperar en Dios. Te dará todo lo que necesites, aunque no se lo pidas ni lo esperes.— Margarita Londoño Miranda.

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