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jueves, 23 de julio de 2015

Matutina de Adultos: Julio 23, 2015

Cruz y resurrección


“Mientras subía Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte y les dijo por el camino: ‘Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará’ ” (Mateo 20:17-19).



Mateo hace cuatro menciones de la muerte y resurrección del Salvador. Tres de ellas cuando Jesús anuncia a sus discípulos lo que iba a acontecer en Jerusalén (16:21; 17:22, 23; 20:17-19); la cuarta, cuando las autoridades judías dicen a Pilato: “Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida dijo: ‘Después de tres días resucitaré’ ”, y le piden que asegure la tumba redoblando la guardia y sellando la piedra del sepulcro (27:64-66). En cada uno de esos textos, la muerte y la resurrección son anunciadas en el mismo contexto como hechos inseparables e inevitables. Comparando los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas también descubrimos que este anuncio resultó incomprensible para los discípulos: primero a Pedro, que no se concentraba “en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mat. 16:23); después del segundo anuncio a todos que “no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle” (Mar. 9:32) y, tras el tercero, dice Lucas que “ellos nada comprendieron de estas cosas” (Luc. 18:34). En cuanto a los príncipes de los sacerdotes y los escribas tampoco comprendían el misterio de la cruz y la resurrección de Cristo. Pretendieron atar y sellar ellos mismos la tumba de Jesús para que sus discípulos no fueran a “robar” el cuerpo.

Otra constante que aparece en los relatos evangélicos es que todos tuvieron miedo. Marcos lo dice: “Iban por el camino subiendo a Jerusalén. Jesús iba delante, y ellos, asombrados, lo seguían con miedo” (Mar. 10:32). Si hubieran comprendido que no habría muerte sin resurrección ni cruz sin victoria, hubieran afrontado los acontecimientos de la pasión con otro estado de ánimo. Satanás tiene tanto interés en que rechacemos la cruz como en que neguemos la resurrección. El apóstol Pablo lo sabía y por eso nos dejó escrito: “¿Cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos?, porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también nuestra fe” (1 Cor. 15:12-14).

La resurrección de Jesús es una prueba más de que hay un Dios en los cielos y de que es poderoso para salvar a sus hijos.

¡Da gracias hoy al cielo por Jesucristo!

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