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viernes, 29 de mayo de 2015

Matutina de Jóvenes: Mayo 29, 2015

Los placeres de Dios


¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Miqueas 7:18, 19.



¿Qué es la misericordia, que tanto deleite produce en Dios? Es la actitud de compasión, de tolerancia, de paciencia, de salvación, de ayuda, que alguien tiene cuando puede captar la situación desesperante del otro, su dolor, su degradación, su miseria, su desesperanza. Dios, con su corazón lleno de amor, puede ver lo que otros no ven y sentir lo que otros no sienten; puede penetrar hasta nuestras más hondas desgracias y sufrimientos, y hasta la gravedad de nuestra condición pecaminosa. Sabe el peligro en el que nos encontramos, y se conmueve hasta lo más profundo de su ser, porque puede atisbar con claridad cuál será nuestro destino, a menos que escuchemos su voz y nos detengamos en nuestra alocada carrera hacia la perdición.

Por eso, nuestro texto nos habla de la disposición de Dios a perdonarnos y olvidarse de nuestras maldades; disposición que está basada en su inmensa misericordia, que es uno de sus grandes placeres. No solo contiene una descripción del carácter de Dios, al decir que “se deleita en misericordia”, en vez de deleitarse en tu destrucción; también contiene una promesa inconfundible de seguridad de su perdón para tu vida.

No permitas que tu sentimiento de culpa te juegue una mala pasada hoy. Seguramente, si has fallado en algo grave, es natural que por un tiempo te sientas muy mal, y este sentimiento puede hacerte creer que también Dios está enojado contigo, que te rechaza y abandona. Pero solo se trata de un sentimiento subjetivo, que nada tiene que ver con la realidad objetiva revelada por Dios en su Palabra.

Nuestro texto dice que Dios no solo perdona nuestra maldad, sino también se olvida de nuestros pecados. Además, nos asegura que, en caso de que volvamos a caer, “volverá a tener misericordia de nosotros”; todas las veces que sea necesario. Total olvido; total perdón, sin pase de facturas ni reproches; arroja nuestras culpas donde no puedan ser sacadas a flote; asunto enterrado.

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