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miércoles, 4 de marzo de 2015

Matutina de Mujer: Marzo 4, 2015

¡Demasiado bueno para ser cierto!


Dijo Zacarías al ángel: “¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. Lucas 1:18



Zacarías tuvo una de las experiencias más maravillosas que hombre alguno pueda tener: “Durante muchos años, Zacarías había orado por la venida del Redentor; y ahora el cielo le había mandado su
mensajero para anunciarle que sus oraciones iban a ser contestadas; pero la misericordia de Dios le parecía demasiado grande para creer en ella. Se sentía lleno de temor y condenación propia” (El Deseado de todas las gentes, cap. 10, p. 76). De esta gema podemos extraer varias lecciones muy importantes.

El había orado durante muchos años. Así también nosotras debemos orar sin cesar; el consejo es: “Orad sin cesar” (1 Tes. 5:17). Pero, recordemos también: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal” (Sant. 4:3).

El cielo mandó un mensajero. El Señor envía a sus ángeles a nuestro hogar, pero nosotras podemos ahuyentarlos de manera irresponsable: “Los padres y los hijos deben mantener una relación con Dios tan estrecha que los ángeles celestiales puedan comunicarse con ellos. Estos mensajeros celestiales son excluidos de más de un hogar donde abundan la iniquidad y la descortesía con Dios” (Conducción del niño, cap. 14, p. 101).

Su oración iba a ser contestada. Es probable que Zacarías haya pensado que el Señor no atendía sus súplicas. Pero ¡al fin comprobó la inmensa bondad del cielo! Es tiempo de quitar de nuestra vida la gran mentira de que a veces Dios no contesta nuestras oraciones. Para él, nuestras oraciones son como un olor grato que asciende hasta su trono. Nada le agrada más que ver a sus hijas de rodillas y en actitud solemne.

La misericordia de Dios le parecía excesiva para creer en ella. Pensó que la noticia era “demasiado buena para ser cierta” y no sabía cómo recibir la bendición. A nosotras nos pasa lo mismo a veces.  Rogamos al cielo y, cuando Dios contesta, no disfrutamos su gracia y sus bondades porque creemos que no puede ser cierto o pensamos que no lo merecemos. Eso no es una muestra de piedad, más bien, es falsa humildad.

Hoy es un día para disfrutar las bendiciones de Dios, las cuales llegarán en el tiempo y el momento que él decida, siempre y cuando pidamos de acuerdo con su voluntad.

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