Lo que es del césar y lo que es de Dios
Experimenta: Pregunta a tus padres si pagan impuestos en el lugar donde viven. Si es así, investiga qué clase de impuestos son.
A los adultos no les agrada hablar de los impuestos porque representan grandes cantidades de dinero de las cuales hay que desprenderse para dar al gobierno. Resulta poco agradable cuando la familia tiene apuros económicos.
Pagar impuestos es una obligación que las personas y las empresas deben cumplir para que el gobierno pueda trabajar. Con ese dinero se construyen carreteras, aeropuertos, hospitales, escuelas; se pagan los servicios de salud, educación, seguridad y muchos más.
Hay personas que no pagan impuestos a pesar de su obligación, lo cual es un robo. Si el gobierno descubre que no han pagado desde hace algún tiempo, puede llevarles a la cárcel.
Los fariseos quisieron entrampar a Jesús al preguntarle si estaba bien pagar tributos, o impuestos, al emperador (césar) que los gobernaba. Cristo pidió una moneda y mostró la figura del césar que tenía grabada, antes de pronunciar su muy conocida frase: «Den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios» (Marcos 12: 17). En otra ocasión pidió a Pedro, uno de sus discípulos, que fuera al lago a pescar y pagara sus impuestos con la moneda que encontraría en la boca de un pez. Con esto, Jesucristo nos enseñó que lo mejor es ser ciudadanos responsables, él pondrá en nuestros bolsillos lo que nos haga falta.
A Dios le agrada que seamos honestos y justos, como su hijo Jesús. Nos invita a dar a cada persona lo que le debemos. A Dios debemos rendir honor; a quienes nos rodean, nuestro respeto; a las autoridades, los impuestos.
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