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domingo, 8 de marzo de 2015

Matutina de Adultos: Marzo 8, 2015

El arca de Noé


«Yo enviaré un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir todo ser en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Pero estableceré mi pacto contigo, y tú entrarás en el arca, con tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos». (Génesis 6: 17-18)



Pierre Jansen, un rico comerciante holandés, a principios del siglo XVII, mandó construir un modelo reducido del arca de Noé para demostrar que las proporciones de la embarcación eran particularmente favorables para el transporte, lo cual da verosimilitud a la construcción del navio antediluviano. También es curioso que el término hebreo tébáh, traducido por ‘arca’, solo se encuentra una vez más en el Antiguo Testamento para referirse a la barquita de juncos en la que Moisés fue salvado de las aguas. En ambos casos, tébáh es un medio de salvación usado por Dios providencialmente.

Noé recibió la orden de construir el arca ciento veinte años antes del dilu­vio. Durante todo este tiempo, advirtió a sus contemporáneos con la palabra y con la acción que la tierra iba a ser destruida por agua. Muchos años anun­ciando un diluvio que no llegaba, tiempo de trabajo y de espera, soportando las burlas y mofas de la gente, así como los desmentidos de los científicos que lo tachaban de engañador y fanático. Pero se terminó la construcción del arca. Un día, empezaron a llegar animales de los bosques, las montañas y los cielos, que se introducían en el arca conducidos por ángeles. «Los animales obedecían la palabra de Dios, mientras que los hombres la desobedecían» (.Patriarcas y profetas, pág. 85). Noé habló por última vez a la gente. El tiempo de gracia estaba concluyendo. Entonces, entró con su familia en el barco y Dios mismo cerró la puerta. Siete días después llegaron las aguas. Solo ocho personas so­brevivieron.

Así como la destrucción del mundo por medio del diluvio universal es un tipo de la destrucción de la tierra por fuego en ocasión de la Segunda Venida, así también, podemos atribuir un significado tipológico a Noé, pregonero de jus­ticia, y a la figura del arca, donde se salvó con su familia. El antitipo de Noé somos los que anunciamos el advenimiento de Jesús invitando al mundo a entrar en el arca del evangelio. Miles de personas de todas las latitudes de la tierra van respondiendo a la predicación de los tres mensajes angélicos y van entrando en la iglesia y, cuando llegue el fin, serán salvas, como aquellos ocho que encontraron salvación en el arca de Noé. Entonces, ¡todos reconoceremos que hay un Dios en los cielos!

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