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viernes, 20 de marzo de 2015

Matutina de Adultos: Marzo 20, 2015

¿Tuvo Lucifer oportunidad de arrepentirse?


«Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron ni se halló ya lugar para ellos en el cielo». (Apocalipsis 12: 7-8)



Con esta sugestiva imagen explica el Apocalipsis el inicio del gran conflicto entre Cristo y Satanás en el cielo. En un principio, Satanás no revistió la figura de un ser demoniaco, sino la de un ser celestial que integraba la corte del Señor y podía dialogar familiarmente con él. ¿Pudo Lucifer convertido en Sata­nás, el adversario, hacer marcha atrás y arrepentirse? Elena White aclara: «En su gran misericordia, Dios soportó por largo tiempo a Lucifer. Este no fue expul­sado inmediatamente de su elevado puesto, cuando se dejó arrastrar por primera vez por el espíritu de descontento, ni tampoco cuando empezó a presentar sus falsos asertos a los ángeles leales. Fue retenido aún por mucho tiempo en el cielo. Varias y repetidas veces se le ofreció el perdón con tal de que se arrepintiese y se sometiese. […] De haberlo hecho así se habría salvado a sí mismo y a muchos ángeles. En ese entonces no había negado aún toda obediencia a Dios. […] Pero el orgullo le impidió someterse» (El conflicto de los siglos, pág. 486).

Satanás siguió acusando a Dios de injusto delante de los seres celestiales. La controversia en el cielo llegó al punto sin retorno, el ángel rebelde había agotado sus posibilidades de arrepentimiento y, finalmente, fue echado del cielo. El plan de la redención iba a comenzar en otro escenario: la tierra. Aquí, Cristo y Satanás continuarían el conflicto teniendo como objeto de su obra a la criatura humana. Jesús vendría a nuestro mundo para redimir al hombre y rescatarlo del dominio de Satanás. Pero en este escenario, había además otro motivo en juego: vindicar el carácter de Dios ante el universo, puesto en duda por Lucifer.

«El carácter del gran engañador se mostró tal cual era en la lucha entre Cristo y Satanás, durante el ministerio terrenal del Salvador. Nada habría po­dido desarraigar tan completamente las simpatías que los ángeles celestiales y todo el universo leal pudieran sentir hacia Satanás, como su guerra cruel contra el Redentor del mundo. […] Acabada su humillación, cumplido su sacrificio |…] entonces fue cuando la culpabilidad de Satanás se destacó en toda su des­nudez. Había dado a conocer su verdadero carácter de mentiroso y asesino» (ibld, pág. 41).

La cruz mató temporalmente al Mijo del hombre, pero aplastó definitiva­mente a Satanás. En ella “el príncipe de este mundo fue echado fuera”, selló su perdición eterna. Acepta esta verdad en tu vida hoy.

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