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miércoles, 11 de marzo de 2015

Matutina de Adultos: Marzo 11, 2015

El príncipe de este mundo


«Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera». (Juan 12: 31)



La obra más influyente de Johann Wolfgang Von Goethe es Fausto, un in­dividuo que pacta con el diablo y le vende su alma a cambio de que le asegure juventud, conocimiento, felicidad y toda clase de pasiones y placeres. De este modo, el hombre se convierte en un ser dependiente y sometido a Mefistófeles, un demonio súbdito del diablo, a quien ha dado la propiedad de su alma. Pero en la versión de Goethe, Fausto se salva finalmente de la conde­nación en el infierno porque no cesa nunca de tender hacia un ideal. Al igual que otras obras literarias, este relato ilustra la historia del gran conflicto entre el bien y el mal.

¿De verdad tiene Satanás poder para otorgar felicidad a quienes hagan un pacto con él? ¿Es realmente el “príncipe de este mundo”? Así lo creyó él cuando derrotó a la humanidad en el jardín del Edén. Entonces, reclamó este planeta como suyo asegurando que los seres humanos le habían dado la sobe­ranía del mismo. Ahora él dominaba a sus habitantes y, por lo tanto, al mundo entero. No obstante, «cuando Adán entregó su soberanía en las manos de Sata­nás, Cristo continuó siendo aún el Rey legítimo. […] Satanás puede ejercer su usurpada autoridad únicamente en la medida en que Dios lo permite» (El De­seado de todas las gentes, pág. 103). ¿Cómo se podía echar por tierra la farsa del supuesto reinado de Lucifer? A través de Jesús quien, como un ser humano más, iba a permanecer leal a Dios. «Así se demostraría que Satanás no había obtenido completo dominio de la especie humana, y que su pretensión al reino del mundo era falsa. Todos los que deseasen liberación de su poder, podrían ser librados» (ibíd., pág. 89). Después que Jesús hubo consumado su obra expiato­ria y restauradora, recuperó la soberanía de este mundo. Satanás fue destituido y, desde entonces, lucha desesperadamente contra ese nuevo poder que obra con paciencia por dominar en el corazón de los hombres.

Actualmente, el mundo parece entregado completamente a Satanás. Él se levanta erguido asegurando que el planeta le pertenece. Pero no es verdad. Su dominio no es completo y nunca lo ha sido. Hay vidas que no domina, como la tuya y la mía. Seguramente más de una vez ha estado a punto de conquistar nuestros corazones, pero no lo ha logrado, ya que todavía nos queda aliento para acudir a Jesús y ser librados de su poder, para luego testificar con poder que hay un Dios en los cielos.

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