Pase lo que pase
Experimenta: ¿Has estado en algún lugar donde tu celular no tenía señal?
Una señorita de dieciséis años a quien llamaremos María, salió a la puerta de su casa y, con el brazo levantado, comenzó a buscar la señal para comunicarse. Mientras caminaba con el teléfono en alto, se acercó al poste de luz y, por alguna razón inexplicable, el aparato atrajo la corriente eléctrica que fluía por los cables y María sufrió una descarga eléctrica que le provocó graves quemaduras internas en lodo el cuerpo. Estuvo inconsciente durante algún tiempo, después despertó y se debatía entre la vida y la muerte. Cuando escribí la meditación de hoy, María tenía las heridas internas infectadas, había perdido la sensibilidad en una de sus piernas y sentía tanto dolor, que era necesario mantenerla dormida las 24 horas del día. Solamente quedaba esperar que Dios se manifestara, ya sea que el corazón de María se detuviera o las heridas de sus órganos internos sanaran. Esto podía llevar horas o semanas.
María era la única cristiana en su casa. Su mamá la acompañó en muy pocas ocasiones a la iglesia y sentía un dolor indescriptible al pensar que su hija estaba a punto de morir. Pero María tenía tranquilidad, porque sabía que si se quedaba dormida y ya no despertaba, Jesús se haría cargo de ella. El día que venga por segunda vez la despertará y en su cuerpo no habrá señales de lo sucedido.
No podemos saber cuándo nos sucederá un accidente, pero si podemos estar seguros de que Jesús se hará cargo de nosotros, aunque nos toque estar en el lugar y el momento incorrectos‘
No arriesgues innecesariamente tu vida. Vive siempre al lado de Jesús. Él es bueno, pase lo que pase, y se hará cargo de ti.
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