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sábado, 21 de febrero de 2015

Matutina de la Mujer: Febrero 21, 2015

De la oscuridad a la luz


Jehová es mi luz y mi salvación. Salmo 27:1


Comenzaba mi día en el hogar de ancianos donde trabajo, y atendía a mi primera residente, Naomi. Era muy dependiente; necesi­taba mi ayuda, apoyada por una máquina que la levantaba y la movía. De pronto ¡se apagó la luz! La puerta se cerró automáticamente y ¡nos quedamos en densas tinieblas! Me asusté en medio de aquella oscuridad total. Con sumo cuidado, volví a acostar a Naomi, y le dije que todo estaba bien y que volvería enseguida.

Pensando que ya conocía bien el cuarto, me dirigí hacia la puerta. Pero ¡me fue difícil! Tropecé con la máquina que tenía frente a la cama; intenté orientarme, y fui a tientas, tocando la pared, hasta que finalmente llegué a la puerta. Al abrirla, quedé sorprendida: ¡en el pasillo había luz! Sentí una agradable sensación de alivio después de haber estado en la oscuridad profunda del cuarto. El edificio tenía un sistema que abastecía de electricidad cuando se cortaba el flujo eléctrico del exte­rior. Así, mientras arreglaban el problema, pudimos terminar nuestro trabajo usando lámparas conectadas a los tomacorrientes de la pared que tenían electricidad.

Me vino a la mente la declaración de Jesús: “Yo soy la luz del mun­do”. Dije: “Gracias, Señor, porque cuando yo estoy en la oscuridad del pecado, eres la luz de mi salvación. Por más que andemos en tinieblas, tú nos arrojas un rayo de luz que nos orienta y nos permite caminar por la senda más segura”.

No hay una verdad más grande que la que declara nuestro versículo de hoy. Al caminar por el pasillo, lo podía hacer con seguridad porque veía por dónde iba. De igual manera en el cuarto, porque pude ayu­darme con la luz de una lámpara. Al estudiar todos los días la Palabra de Dios, nunca camino en la oscuridad ni tropiezo con las trampas del enemigo, sino que puedo tomar mejores decisiones. Y aunque atraviese por aflicción o tristeza, encuentro paz y gozo en la luz de las promesas de Dios. Entonces, puedo cantar el himno: “Santa Biblia”: “Yo que tan indigna soy, por tu luz al cielo voy. ¡Santa Biblia para mí eres un tesoro aquí!”.

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