Buscar...

sábado, 21 de febrero de 2015

Matutina de Adultos: Febrero 21, 2015

De la oscuridad a la luz


«Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastre sobre la tierra”» (Génesis 1: 26)



Te has preguntado alguna vez por qué creó Dios al ser humano? ¿Qué propósito tenía en su mente al crear semejantes creaturas a su imagen y semejanza? De acuerdo con la Biblia, el hombre fue creado para dar gloria a Dios, pero no porque el Señor lo quisiera para formar un coro cósmico de alabanza perpetua. En realidad, el ser humano contribuye a la gloria de Dios debido a que fue diseñado de la manera más honrosa para gozar de una comunión amorosa con el Padre celestial.

Después de cinco días de la semana de la Creación, llegó el turno para los animales terrestres y el ser humano. El relato sagrado dice que cada uno de los animales fueron creados «según su especie». En efecto, la enseñanza que podemos extraer de la expresión «según su especie» es el principio de la diversidad y multiplicidad de los seres vivos creados por Dios, excepción hecha del ser humano, como veremos después. Este principio, reiterado en el relato, es abiertamente contrario al postulado transformista de la escala sucesoria de los seres más sencillos a los más complejos, que es el fundamento de la teoría de la evolución, de forma que hace completamente incompatible evolución y creación. Dios creó la vida ya diversificada, no sujeta a la macroevolución de la transformación de una especie en otra. Fue posible después, y todavía ocurre, la microevolución, es decir, las mutaciones menores, los cambios y adaptaciones dentro de la especie.

«Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en el escenario el hombre, corona de la creación para quien la hermosa tierra había sido preparada. A él se le dio dominio sobre todo lo que sus ojos pudiesen mirar […]. Aquí se expone con claridad el origen de la raza humana […]. No hay fundamento alguno para la suposición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Estas enseñanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones humanas» (Patriarcas y profetas. Pág. 24).

Adán fue creado para relacionarse con Dios como una persona, para vivir en una comunión amorosa con él, y seguir al Señor como su modelo de carácter, fuente de inspiración y sabiduría.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario