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sábado, 31 de enero de 2015

Matutina de Menores: Enero 31, 2015

Recubrimiento antiadherente y protector


Experimenta: ¿Recuerdas algún comentarlo o crítica que te haya lastimado?

En mi cocina tengo unas cacerolas que tienen un recubrimiento negro que me permite cocinar sin necesidad de agregar grasa. Los alimentos no se pegan. Además son muy fáciles de lavar. Esa cu­bierta está hecha de un material llamado teflón. Es muy similar al polietileno con que están fabricadas algunas bolsas de plástico que usamos a diario. La única diferencia es que el teflón tiene moléculas de flúor y no de hidrógeno como el polietileno.

El teflón soporta temperaturas de hasta 270 °C, es aislante, flexi­ble y antiadherente por excelencia. Por esa razón se usa en aviones, naves espaciales, pinturas, en cables, equipos amplificadores de so­nido de alta calidad, utensilios de cocina, prótesis y como protector contra las manchas para telas, por mencionar algunos usos. También es antiadherente.

¿No te gustaría contar con una «capa de teflón»? Evitarías que todo lo que dicen de ti se te «adhiriera» negativamente. Sería bueno que sirviera para que los comentarios negativos, las críticas y el sar­casmo de la gente se te resbalaran sin causarte daño, ¿no crees?

En mayor o menor medida, todos los seres humanos somos muy sensibles a lo que los demás digan de nosotros. Las críticas y los comen­tarios sarcásticos nos dañan porque nos hacen sentir disminuidos. Pero el poder de Jesús es más efectivo que el teflón o cualquier in­tento tuyo por hacer como que no oíste lo que dijeron de ti.

Jesús puede protegerte de cualquier comentario mal intenciona­do. Cuando necesites ayuda para que las palabras de alguna persona no te hagan daño, refúgiate en Jesús. Él te cuidará. Recuerda: lo que los demás digan de ti no tiene porqué ser tu realidad. Lo único real es lo que Jesús piensa de ti, y para él, nada vale más que tú.

«Son engreídos, hablan con altanería; han seguido de cerca mis pasos esperando el momento de echarme por tierral…]. Levántate, Señor, ¡enfréntate con ellos! ¡Hazles doblar las rodillas!» (Salmos 17:10,11,13)

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