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martes, 6 de enero de 2015

Matutina de la Mujer: Enero 6, 2015

Desarrollo de la musculatura espiritual


Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. Proverbios 16:32



El deporte se ha convertido en una actividad comercializada, y para mucha gente se ha vuelto una especie de religión.
Hoy, millones de personas viven obsesionadas con sus cuerpos, y muchas consumen sustancias para conservar una apariencia física atractiva.

En la Biblia se habla de un hombre que hoy podría ser modelo de revista: Sansón. Era un joven atractivo, carismático y seductor; tenía un “Físico asombroso. Además, le gustaba el espectáculo y, a menudo, llenaba las “primeras planas” de los periódicos de su época: quemando los campos de los filisteos, arrancando las puertas de Gaza o matando a  mil enemigos con la quijada de un asno.

Hasta el día de hoy, Sansón es recordado por su gran fuerza física y su habilidad para librarse de sus enemigos. Pero también sale a relucir su débil carácter, que lo llevó a perder los ojos y la vida. Era musculoso, pero ¡muy débil! ¿Cómo puede ser esto? Es que las personas fuertes también tienen debilidades. Los príncipes filisteos observaron durante años a Sansón hasta que descubrieron su debilidad: las mujeres. Él podía arriesgar la vida con tal de estar en los brazos de una mujer hermosa. Así que prepararon la trampa que acabó con su ministerio.

En  la Biblia, sin embargo, hay otro personaje cuya musculatura física no era tan prominente. Vivía en el desierto, donde muchos acudían a escuchar sus predicaciones. Se trata de Juan el Bautista, hombre de elevada estatura espiritual y gran fuerza moral: “Sus percepciones espirituales eran claras; había desarrollado fuerza de carácter y decisión, y gracias a la ayuda del Espíritu Santo, podía reconocer los ataques de Satanás y resistir su poder” (El Deseado de todas las gentes, cap. 10, p. 80). Esa musculatura sí que es valiosa. Con ella se vencen poderes invisibles y se ganan batallas eternas; y, sobre todo, se ejerce dominio sobre uno mismo. Según la Biblia, esto es mejor que conquistar ciudades.

Ejercita hoy tus músculos espirituales y concéntrate en dominar tu carácter para que se asemeje al de Cristo Jesús, de manera que el mundo pueda ver Jesús en ti.

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