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lunes, 26 de enero de 2015

Matutina de la Mujer: Enero 26, 2015

Avanzando por fe


Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1



Si tienes fe, tienes esperanza; y si tienes esperanza, lo tienes todo”. Este mensaje está grabado en una pequeña placa de cerámica que me obsequió mi hija Elis el día de mi cumpleaños. Luego de leer tan hermoso mensaje, me quedé pensando, recibiendo las palabras de aliento que contenía, y analizando cuán grande es el amor de Dios, que aun en los momentos más difíciles nos concede su misericordia.

Me alegré al recibir estas lindas palabras de parte de mi hija, quien, a pesar de soportar el dolor de una enfermedad crónica, es una fiel cristiana. Acrecienta su confianza y su fe día a día, pues a diario lucha contra el enemigo. Sus palabras de aliento me dan la certeza de que “su amor por Dios es grande, que su fe no declina y que espera en el Señor. Doy gracias a Dios por haberlo conocido y por darme el privilegio de enseñarles a mis hijas, desde pequeñas, que son hijas del Rey; que nada les faltará porque con Dios todo es posible. Son los momentos difíciles los que fortalecen nuestra fe.

Recuerdo una anécdota sobre algo que sucedió mientras iba a República Dominicana con mi hija. Viajábamos por motivos médicos, un poco desorientadas porque desconocíamos el lugar adonde íbamos, pero confiadas en Dios. Llevaba en la mano el libro devocional para damas titulado Avanzando por fe y, al poner nuestras pertenencias en la cinta transportadora del control de equipaje, un oficial me ordeno colocar también el libro sobre la cinta. Sin embargo, al ver el título, me lo entrego y dijo en alta voz: “¡Adelante, adelante, que esta mujer avanza por fe!

Fue gracioso; nos reímos y, sobre todo, me sentí más segura en DIOS.

¡Yo avanzaba por fe!

¿Avanzas tú por fe, amiga? Podemos tener una familia hermosa, seguir los caminos de Dios, guardar sus mandamientos y aun ser vulnerables al sufrimiento. No importa donde estés o la enfermedad que toque tu vida o la adversidad que estés confrontando: no pierdas la fe, porque Dios te protege. Él nunca te abandonará, pues prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

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