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martes, 20 de enero de 2015

Matutina de la Mujer: Enero 20, 2015

Reverdecer


Si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no fallarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir e! agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva. Job l4:7-9



Estarnos ante una declaración que desafía las leyes naturales, la razón y la ciencia. La ley de la naturaleza indica que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo aprendimos en la escuela. Sin embargo, la Escritura habla de un árbol muerto que vuelve a vivir. No de un árbol medio seco que se está muriendo. Esta planta, afirma, reverdecerá con el agua.

 ¿Has Visto un árbol que haya sido cortado, que su raíz esté envejecida y que todo su tronco esté totalmente desmoronado hasta el mismo polvo? Coincidirás conmigo en que es difícil creer que pueda revivir, tener nuevas ramas, hojas, frutos. He visto, sin embargo, milagros del agua en la Vegetación. Campos y jardines áridos, con una buena lluvia, son renovados. El pasto marchito se vuelve verde, hay hojas y flores nuevas que se abren, gozándose del refrescante regalo venido del cielo.

 Este milagro no es exclusivo de la naturaleza. Tu vida espiritual, Física y aun material puede experimentarlo. ¿A qué punto de aridez, envejecimiento o destrucción has llegado? ¿Piensas que los efectos desintegradores del pecado han hecho tan profunda huella en tu vida que ya no tienes esperanza de una vida mejor? Destruidas por el enemigo de las almas, más aún, muertas, víctimas del desierto que este mundo significa, ¿podrá cumplirse esta promesa en nosotras?

 Así como todo ser vivo tiene un ciclo, no importa las circunstancias en que nos encontremos, cuán bajo hayamos caído o cuánto nos hayamos alejado, siempre hay esperanza en el Agua de la Vida. Hay esperanza en Jesús. La Biblia afirma: aun de ese árbol ya hecho polvo, hay esperanza.

Sí, hay esperanza para ti y para mí; de una vida mejor, de un mundo mejor, de eterna salvación. Cristo te dice: “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).

 Ven hoy a Cristo, bebe de esa fuente y tu vida reverdecerá.

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