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martes, 20 de enero de 2015

Matutina de Jóvenes: Enero 20, 2015

Milagros de sanidad


Y estas señales seguirán a los que creen […] sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Marcos 16:17, 18.



Muchos, en esta era de escepticismo, parecemos estar inmu­nizados contra la posibilidad de que existan los milagros de sanidad. Por un lado, el cientificismo moderno parece encontrar una explicación biológica o psicosomática para mucho de lo que los creyentes denominan “milagros” de sanidad. Por otra parte, se ha montado tal “show” grotescamente mentiroso en torno a las supuestas sanidades milagrosas que realizan ciertas confesiones cristianas que nos cuesta no sospechar de toda manifestación de este tipo.

Sin embargo, hay casos “discretos” de sanidad para los cuales no hay otra explicación que la intervención sobrenatural y directa de Dios.

Graciela era una profesional muy competente, de estructura mental muy racional, a quien tuve el gusto de preparar para el bautismo. En su adolescencia, cursó estudios secundarios en un colegio adventista, pero no permitió que las enseñanzas allí recibidas se incorporaran en su vida.

Pasó el tiempo y, luego de haber obtenido el éxito en el mundo académico y profesional, contrajo un cáncer en su cerebro, el que hizo metástasis en ese órgano. Ya los médicos la habían desahuciado, y se estaba preparando para morir, cuando se acordó de aquel colegio que le había enseñado sobre la fe cristiana y sobre el amor de Dios, en sus días juveniles. Entonces, solicitó la asistencia de un pastor, quien la acompañó durante el trance, y le prometió que iba a presentar su caso de manera muy especial en la iglesia que él pastoreaba, para que oraran fervientemente por ella. Así lo hizo aquella congregación.

A los pocos días, los médicos volvieron a hacerle los estudios de rigor, y quedaron pasmados al comprobar que el cáncer había desaparecido totalmente del cerebro de Graciela. A los médicos no les quedó otra opción que reconocer que su sanidad había sido fruto de un milagro.

¿Existen los milagros? Casos como el de Graciela existen por todas partes. Es cierto, no son muy frecuentes ni suelen exhibirse en público como si fuesen parte de un espectáculo religioso. Pero ciertamente ocurren, y son evidencias o signos de la presencia y la acción amorosa y poderosa de Dios en el mundo.

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