Matutina de Jóvenes: Enero 6, 2015

Alguien que nos comprenda totalmente

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salmo 139: 1-4.

¿Por qué la gente recurre a un consejero espiritual o a un psicólogo? Una de las razones más importantes es porque queremos que alguien nos comprenda y comprendernos a nosotros mismos; y sentimos que eso necesita un análisis profundo de nuestra vida, de nuestros más íntimos y ocultos pensamientos y sentimientos.

Sentimos la necesidad de que haya alguien suficientemente sabio, que nos conozca de manera plena y acabada, pero amorosa. En otras palabras, nuestra mente y corazón necesitan que exista Dios.

En el texto de hoy, David prorrumpe en un canto de adoración y gratitud a Dios por ese conocimiento profundo y completo que él tiene de su vida. Y en los versículos 14 al 16 da la razón de que esto sea así:

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.

David se siente seguro del conocimiento y la comprensión plena que Dios tiene de su persona y de su vida, porque sabe que él es su Creador: aquel que lo formó en el vientre de su madre, mediante un mecanismo diseñado por su sabiduría infinita, de acuerdo con un plan. Además, es quien ha acompañado su existencia y ha sido testigo amoroso de su accidentada historia y de los intrincados laberintos de su corazón.

Acude hoy a Dios, llevándole todos tus traumas, conflictos y angustias, tus penas y dolores, y aun todas tus maldades y miserias. Él ya lo conoce todo. No necesitas disimular ante él, porque te ama con un amor insondable, pues eres una obra maestra de su amor creador.