Matutina de Jóvenes: Enero 29, 2015

Palabra de Dios

Toda la Escritura [la Biblia] es inspirada por Dios… entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21.

¿Qué piensas de ese libro, llamado Biblia, que tienes en tus manos? ¿Es un libro mitológico? ¿Es un “fraude piadoso”? ¿Es una colección de brillantes delirios místicos o de divertidas alucinaciones
visuales y auditivas de un grupo de más de cuarenta psicóticos, que escribieron a lo largo de más de mil quinientos años?

La Biblia presenta un reiterado autotestimonio o una autoafirmación respecto de su origen divino, tal como lo afirman los textos de reflexión para hoy. Así que, debes decidir: o la Sagrada Escritura es lo que dice ser, Palabra de Dios, Revelación de Dios, o es un gran embuste o un collage de producciones esquizofrénicas. No hay más alternativas.

Ya vimos que la Biblia contiene elementos sobrenaturales, como el cumplimiento de sus numerosas profecías, lo que hace imposible que hayan sido escritas por locos o por embaucadores. Vimos, también, que es un libro de tal seriedad histórica, conceptual y filosófica que merece ser tomado en serio. Vimos la transformación para bien que puede producir en la vida de quienes reciben sus enseñanzas y las practican.

Podemos negar, rechazar la Biblia, decir que no nos interesa, que fue escrita por locos o por mentirosos (claro, tendríamos que poder probarlo con un grado mínimo de razonabilidad), pero no podemos afirmar, si somos coherentes con el mensaje mismo de la Biblia, con el testimonio interno de sus autores, que es solamente un libro basado en la opinión humana, que refleja únicamente la sabiduría de sus autores. No podemos hacerlo, porque ellos mismos afirman haber escrito inspirados por Dios.

Si la Biblia efectivamente es el mensaje de Dios para tu vida, entonces leerla e interiorizarte de su contenido merece ser la tarea más importante a la cual dedicar tu existencia. Porque, a juzgar por su extensión, parece que en ella Dios tiene mucho que decirte.