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sábado, 3 de enero de 2015

Matutina de Adultos: Enero 3, 2015

La historia está en sus manos


“En el primer año de Belsaar, rey de Babilonia, tuvo Daniel un sueño y visones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño y relató lo principal del asunto”
(Daniel 7:1)


El estudio de Daniel y Apocalipsis resulta muy atractivo al lector que desea descubrir su contenido. Las narraciones del texto, llenas de datos reveladoras del contexto cultural en el que fueron escritas, el cumplimiento histórico de sus impresionantes cuadros proféticos y de sus cronogramas, el singular simbolismo de las visones del Apocalipsis, el significado criptográfico de los números, las bestias, la descripción portentosa de los eventos finales tiene una lógica y secuencia fascinantes.

            Uno de los campos en el que mayores avances se han hecho en la compresión e interpretación de la literatura apocalíptica de la Biblia ha sido el del análisis literario.

El descubrimiento de la estructura literaria de esos libros, en particular la del libro de Daniel, con un plan minuciosamente elaborado, nos ha puesto al descubierto los secretos del autor, lo que pretendía enseñar al escribir el libro. Y es precisamente en este esquema literario repetitivo que aplica tanto en las narraciones de los primeros seis capítulos como en las cuatro visiones proféticas que presenta, donde hemos encontrado una clave fundamental para su interpretación.

            ¿Qué significa todo esto? Que Dios conoce el devenir de este mundo. En medio de las luchas por el poder que han marcado el rumbo de la humanidad, la historia ha seguido una ruta que fue revelada al profeta Daniel. En más de una ocasión, algún soberano, un militar o un gobernante han pretendido modificar el escenario profético con ciertas acciones temerarias –como el inicio de una guerra-, no obstante, con el paso del tiempo, la tendencia ha vuelto a seguir el derrotero marcado por la profecía bíblica.

            La idea esencial de cada narración o visión es el triunfo final de la verdad y de los hijos de Dios. Pero hay un Dios en los cielos… que está detrás de la historia. Nadie está por encima de su autoridad. El Padre soberano, providente, dice la última palabra, hace juicio y dicta sentencia. Nada en este libro es el resultado de azar. Dios reina. La historia está en sus divinas manos.

            Te invito a recordar esta gran verdad en tu vida. No permitas que los afanes de este mundo nublen tu vista y te impidan contemplar la gran verdad del mensaje profético de la Biblia: Dios conoce hacia dónde se dirige este mundo.

Confía en él. Te espera el triunfo del amor de Dios.

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