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sábado, 3 de enero de 2015

Matutina de Menores: Enero 3, 2015

Reses masajeadas


Experimenta: ¿Cuál comida recuerdas haber disfrutado más? Puede ser el banquete que sirvieron el día de tu cumpleaños o las palomitas de maíz que comiste con tu familia una noche de sábado.

En Japón hay un restaurante que sirve un platillo hecho a base de carne de res que cuesta varios cientos de dólares. Te preguntarás qué tendrá de especial un trozo de carne servido en un plato como para que tenga un precio tan alto. En realidad, nada.
Aunque para quienes lo sirven sí, porque usaron reses que recibieron masajes dia­rios y comieron alimentos especiales.

Cierta vez un hombre solo, sin acompañantes, fue a uno de esos costosos restaurantes y dijo en voz alta al mesero que estaba dispues­to a pagar lo que fuera por un platillo que le quitara la tristeza y lo hiciera sentirse tan bien como si estuviera acompañado por su fami­lia, que no lo perdonaba por lo que había hecho. El mesero se quedó paralizado. Era obvio que de todos los platillos que ofrecía tan fino restaurante, ninguno podría lograr, con su sabor, que cambiara su realidad. El mesero simplemente se disculpó y se retiró. Al escuchar lo  sucedido, el gerente se acercó a aquel triste hombre y pidió per­miso para sentarse a la mesa con él. Comenzaron a platicar. El chef de la cocina, a manera de disculpa por no saber qué platillo ofrecer, mandó una sencilla canasta con frutas y verduras en rebanadas y dos copas de agua a aquella mesa.

Después de varias horas de conversar y reír, el hombre pidió la cuenta, pero el gerente aclaró que no había pedido nada y que la ca­nasta y el agua eran cortesía del restaurante. El hombre se levantó y agradeció públicamente: «Este día he disfrutado la cena más cara del mundo, la compañía de este amable señor, y me ha salido completa­mente gratis».

Recuerda que lo más delicioso de una comida no es el precio o lo que haya en el plato. Lo más delicioso es con quién la disfrutas, de qué hablan y si están felices y en paz.

«Más vale comer verduras con amor, que carne de res con odio» (Proverbios 15:17)

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