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sábado, 24 de enero de 2015

Matutina de Adultos: Enero 24, 2015

Fiel hasta el final


«Sabemos que si muestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, pues así seremos hallados vestidos y no desnudos». (2 Corintios 5: 1-2)

 

El pastor Edwin Ludescher fue presidente de la División Euroafricana durante más de veinte años. Para los presidentes de las Uniones de nuestra División, era un referente, un administrador cabal. Era un buen predicador, y durante más de una década, cuando visitaba España, yo fui el traductor de sus mensajes. Viajábamos juntos en mi vehículo y tuvimos ocasión de hablar largo y tendido. Me deleitaba escuchar las experiencias que había vivido como misionero en África occidental. Debo confesar que aprendí mucho de este hombre de Dios. En 1995 decidió retirarse, pero nuestra amistad continuó y se vio enriquecida por una correspondencia epistolar que ambos mantuvimos durante años.

                Pero un día se cortó nuestra comunicación. Desde 2008 yo no sabía nada de él. Entonces me enteré por otros de la muerte de sus esposa y que él mismo tenía una salud precaria. El 19 abril de 2012, recibí una carta suya escrita desde Alemania, donde residen sus hijos. Su contenido me llenó de tristeza: «Mi situación ha cambiado drásticamente. A comienzo de 2008, los médicos me informaron que estaba sufriendo un cáncer de próstata muy agresivo […]. Mi salud declina cada día más. Estoy esperando aquí el fin de mi vida. Que el Señor acorte este tiempo de sufrimiento […]. Gerda, mi querida esposa, reposa en la tumba familiar del lugar donde nació. Mis cenizas serán depositadas junto a las de ella mientras esperamos al glorioso día del regreso de Cristo y la resurrección […]. El Salmo 93 me conforta cuando dice: “¡Jehová reina!”».

                Este era el ocaso de una vida llena de servicios a la iglesia, de discipulado con Cristo, de fe y de esperanza en el glorioso advenimiento del Señor. Finalmente, y a pesar de que, como Pablo, reconocía que «su morada terrestre, este tabernáculo, se deshace», mi amigo y maestro, el pastor Ludescher, se confortaba con la seguridad de que ¡Jehová reina! y que su providencia le está preparando «un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos». Finalmente, el pastor Edwin Ludescher falleció el 11 de junio de 2012.

                Pero hay un Dios en los cielos… cuando entramos en la última etapa de nuestras vidas. Las tribulaciones y el sufrimiento, incluso la muerte, son ligeros y temporales, en comparación con el excelente y excelente y eterno caudal de gloria que Dios nos ha promtido.

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