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viernes, 5 de diciembre de 2014

Matutina de Jóvenes: Diciembre 5, 2014

Zaqueo


Llegando al lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa”. Lucas 19:5.



La culpa es de él porque es muy bajo. La culpa es de él porque es muy alto, muy obeso, muy simpático, muy antipático, muy lindo, muy feo, muy…

La cuestión con Zaqueo era simple: él era cobrador de impuestos. Pero era jefe de los cobradores, ladrón, amigo de Roma, mala persona y encima… ¡bajo! El último adjetivo fue la excusa por la que la gente que rodeaba a Jesús lo dejó afuera.

Si observas el relato bíblico, verás que una multitud está acompañando al Maestro. Hipotéticamente, lo está siguiendo; pero en realidad, lo está aprisionando. Si todos siguieran a Jesús, Zaqueo se podría haber parado adelante del grupo y así conseguiría ver al Maestro; al fin de cuentas, eso era todo lo que quería.

Lucas dice que “la multitud se lo impedía”; esto significa que había gente que iba delante del Maestro. ¡Linda forma de seguir! Yo le marco el camino por el que quiero que Cristo camine. ¿No te parece una situación común? ¡Cuántas veces queremos marcar a Dios lo que tiene que hacer en nuestra vida!

Esa multitud de “seguidores” fue la que no dejó que Zaqueo viera a Cristo. A veces, somos nosotros los que nos colocamos entre el Maestro y el necesitado, como si fuésemos el filtro que permite, o no, la llegada hasta el Señor.

Cuando pensamos que el trabajo que Jesús nos dejó fue llevar a los pecadores hasta sus pies, es bastante extraño nuestro comportamiento, centrado en dificultar.

Aunque la multitud no lo quiere cerca de Cristo, Zaqueo no tiene vergüenza de lo que la gente dirá. Simplemente, con todo su dinero, sus ropas caras, su responsabilidad, su importancia social, sube a un árbol, como un niño, para ver a Jesús. ¿Serías capaz de pasar vergüenza por Cristo?

Cuando, finalmente, Jesús pasa por debajo del árbol, se detiene, lo invita a bajar –a bajar de tu autosuficiencia, de tu estatus, de tus propias ideas– y a conocerlo de verdad. Conocerlo en su casa, en una reunión de amigos, como las que a él le gustan.

Zaqueo acepta la invitación y conoce al famoso Maestro y Salvador. Si estás arriba de tu árbol, baja hoy. Cristo quiere encontrarse contigo.

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