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domingo, 2 de noviembre de 2014

Matutina de Menores: Noviembre 2, 2014

UN NOMBRE NUEVO


«Tenemos buenos recuerdos de los justos, pero el nombre del perverso se  pudren (Proverbios 10: 7, NTV).



Cuando Richard (que aún no era mi esposo) estaba cargando en su auto las cosas para ir a estudiar a la universidad, su padre le dijo: «Hijo, quiero darte un solo consejo. El apellido Rizzo está limpio y estoy orgulloso de eso. Mantenlo así». El padre de Richard no le hizo una lista de todas las cosas que no podía hacer, como «no repruebes ninguna materia», «no te busques problemas» o «no trates mal a ninguna muchacha». Sin embargo, de algún modo lo hizo, con pocas palabras.

Eso está genial si tienes la posibilidad de elegir, pero ¿qué sucede si otras personas o acontecimientos, sobre los que no tienes control, ensucian tu nombre? Desgraciadamente a veces ocurre. Cuando yo estaba en la uni­versidad tenía una amiga que vivía con el temor constante de que alguien pudiera descubrir que su padre estaba en la cárcel por haber robado. Otra amiga vivía avergonzada porque su hermana mayor había sido expulsada de la universidad.

¿Has oído hablar alguna vez de John Wilkes Booth, el actor que asesinó al presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln? En una tarde hizo historia y asoció su apellido para siempre con un asesinato. El actor Edwin Booth, hermano de John, tuvo que pasar el resto de su vida asociado a un acontecimien­to despreciable. Pero tienes que conocer el resto de la historia de Edwin. De­mostró que uno puede vivir superando el pasado. Él pudo haber elegido des­aparecer, o pudo haber cambiado su apellido, o ser tan despreciable como su hermano, pero en vez de eso llegó a ser un gran actor. Aunque los demás no hubieran olvidado la acción de su hermano, Edwin se negó a permitir que el pasado lo destruyera.

Si alguien oalgo ha manchado tu buen nombre, recuerdaque Jesús te com­prende. Satanás lleva tratando de destruir el buen nombre de Jesús más de seis mil años. Pero lo mejor de todo es que tienes la esperanza de recibir un nombre nuevo en el cielo, un nombre mucho más lindo, que perdurará mucho más que el que te fue dado en esta tierra.

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