Buscar...

domingo, 9 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 9, 2014

El Advenimiento en marcha -5: Sudáfrica


Acumulen para sí tesoros en el cielo. Mateo 6:20, NVI.



Algunos buscadores de tesoros encuentran más de lo que están buscando. Así ocurrió con William Hunt, quien, mientras buscaba oro en California en la década de 1870, aceptó el sábado gracias a J. N. Loughborough.

Años después, Hunt, que para ese entonces buscaba diamantes en Sudáfrica, conoció a dos agricultores holandeses, que independientemente se habían convencido, gracias al estudio de la Biblia, de que el sábado, el séptimo día, era el día de reposo.

El encuentro realmente pareció ser casual, pero el ojo de la fe podría llamarlo providencial. George van Druten, uno de los agricultores, se cruzó con Hunt mientras daba un paseo un sábado de tarde. Pero, observó algo extraño en este buscador: en vez de estar dedicándose a lo que supuestamente era su trabajo, el hombre estaba leyendo la Biblia. Y así, los dos observadores del sábado se encontraron en los campos de diamantes de Sudáfrica.

Hunt contactó a van Druten y a otro observador independiente del sábado, de nombre Pieter Wessels, con otros adventistas del séptimo día de los Estados Unidos. Los dos sudafricanos redactaron rápidamente un pedido a Battle Creek para que enviaran un misionero de habla holandesa. Con su pedido, enviaron la considerable suma de cincuenta libras (gran parte del salario anual de un obrero) para financiar el viaje.

Alguien leyó su “llamado macedonio” ante el Congreso de la Asociación General de 1888. Conmovió tanto a los delegados que estos se pusieron de pie espontáneamente y entonaron la doxología. El siguiente mes de julio, un grupo de siete misioneros, bajo el liderazgo de D. A. Robinson, partió para Ciudad del Cabo. Mientras tanto, los sudafricanos levantaron un grupo de unos cuarenta creyentes en su ciudad.

La misión sudafricana mejoró para bien después del descubrimiento de diamantes en la finca de Johannes Wessels, el padre de Pieter. Convertido en millonario de la noche a la mañana, Wessels padre invirtió mucho en el programa adventista en su patria. En poco tiempo, la joven iglesia tenía una casa editora, un colegio, un sanatorio y otras instituciones.

Parece más que casual que dos personas del puñado de observadores del sábado se encontraran en medio de un campo de diamantes sudafricano. Dios estaba guiando a su pueblo. Y la buena noticia es que todavía lo sigue haciendo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario