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domingo, 26 de octubre de 2014

Matutina de Menores: Octubre 26, 2014

Lo bueno de la limonada


El Señor tu Dios [...] convirtió su maldición en una bendición para ustedes, porque los ama. (Deuteronomio 23: 5).



El primer preso que murió en la silla eléctrica fue ejecutado en Nueva York, en agosto de 1890. Cuando Menelik II, emperador de Abisinia (lo que hoy es Etiopía), se enteró de esta nueva tecnología, decidió que su país debía ingresar en el siglo XX. Menelik inmediatamente encargó a los fabricantes tres sillas eléctricas.

El día en que las sillas llegaron al palacio. Menelik invitó a las personas más importantes del país para compartir ese acontecimiento. Sin embargo, el emperador se llevaría un gran disgusto: nadie le había dicho que las sillas necesitaban corriente eléctrica para funcionar. Y resulta que en Abisinia todavía no tenían electricidad.

Mal parado frente a sus invitados por este desastre. Menelik le hizo frente ordenándoles a dos de sus sirvientes más fuertes: «Quiten mi trono viejo del salón principal y reemplácenlo por uno de estos sillones», y señaló las sillas eléctricas. Los sirvientes obedecieron. Pasaron muchos años antes de que los invitados a la celebración de Menelik descubrieran que el trono imperial de su emperador era, en realidad, una silla creada para ejecutar a criminales.

Hace algún tiempo. se publicó un libro titulado: Cuando la vida te da limones haz limonada. La idea es: transforma las cosas malas en bendiciones. Pueden ocurrinos cosas malas pero no tienen por qué destruirnos. Eso depende de nosotros. Podemos llorar o quejarnos por lo injusta que es la vida o como hizo el emperador Menelik, podemos transformar lo malo en algo bueno, hacer limonada con los limones agrios que nos da la vida, o transformar una silla eléctrica en un trono imperial.

Dios ayudó a Daniel a salir victorioso de las fauces de los leones. Con la ayuda de Dios, Ester transformó el prejuicio de un hombre en el orgullo de su pueblo, y Pablo y Silas convirtieron una celda en una sala de conciertos. Dios es famoso por transformar maldiciones en bendiciones, el mal en bien y los limones agrios en limonada dulce. Tú y Dios juntos son capaces de hacer cualquier cosa. Esto es para recordarlo la próxima vez que te pase algo malo.

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