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sábado, 4 de octubre de 2014

Matutina de Adultos: Octubre 4, 2014

La justificación de la fe y el mensaje del tercer ángel -6


Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Apocalipsis 14:14.



Me atrevo a decir que Elena de White podía entusiasmarse con algunos tema. Pero, su entusiasmo nunca fue mayor que el que tuvo por el plan de salvación en Cristo.

Al reflexionar sobre el congreso de la Asociación General de 1888, realizado recientemente, señaló que “al pastor E. J. Waggoner se le otorgó el privilegio de hablar en forma sencilla y presentar sus puntos de vista sobre el tema de la justificación y la justicia de Cristo, en relación con la ley. Esta no era una nueva luz, sino la antigua luz colocada en donde debe estar dentro del mensaje del tercer ángel.

¿Cuál es el principal propósito de ese mensaje? Juan ve a un pueblo. Él dice: ‘Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús’ (Apoc. 14:12). Juan observa a este pueblo precisamente antes de ver al Hijo del Hombre, ‘que tenía en la cabeza  una corona de oro, y en l mano una hoz aguda’ (vers. 14).

“Se ha perdido de vista la fe de Jesús: esta ha sido tratada de una manera descuidada.

No ha ocupado la posición destacada que le fue revelada a Juan. La fe en Cristo como la única esperanza del pecador ha sido dejada fuera de consideración, y excluida no solo de los discursos sino también de la experiencia de muchísimos que dicen creer en el mensaje del tercer ángel.

“En esta reunión, yo testifiqué que la luz más preciosa había estado brillando desde las Escrituras en la presentación del gran tema de la justicia de Cristo en relación con la ley. Este tema de la justicia de Cristo debe ser mantenido constantemente delante del pecador como su única esperanza de salvación.

“Esta no era una nueva luz para mí, porque la había recibido de una autoridad más alta durante los últimos 44 años, y la había presentado a nuestro pueblo por la pluma y la palabra en los testimonios de su Espíritu; pero muy pocos habían respondido [...]. Se ha hablado y escrito demasiado poco acerca de este gran tema. Los discursos de algunos podrían describirse correctamente diciendo que era como la ofrenda de Caín: carentes de Cristo. La norma para medir el carácter es la Ley real. La Ley es la que descubre el pecado. Por la Ley es el conocimiento del pecado; pero el pecador es constantemente atraído a Jesús por la maravillosa manifestación de su amor, pues él se humillo a sí mismo para padecer una muerte vergonzosa sobre la cruz” (Manuscrito 24, 1888; MS 3;190,191).

Medita en él hoy, y en lo que ha hecho por ti. Esos pensamientos no solo confortarán tu alma, sino también vigorizarán tu vida y transformarán tus acciones.

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