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sábado, 6 de septiembre de 2014

Matutina de Adultos: Septiembre 6, 2014

Cómo hacer teología: apelaciones a la autoridad de Elena de White -3

 

Inquirid en el libro de Jehová. Isaías 34:16.

 
 
Como hemos visto en los últimos dos días, el presidente G. I. Butler, de la Asociación General, había estado tratando de manipular a Elena de White con el propósito de que diera una respuesta autoritativa a sus problemas bíblicos/teológicos, ya que no tenía evidencias suficientes del “libro del Señor” para sostener su posición.

Toda la secuencia de las cartas de Butler es de gran interés, dada la forma en que los adventistas consideraban la obra de Elena de White. Muchos han deseado, en forma silenciosa tanto como verbal, que ella todavía estuviese viva en nuestros días, para poder preguntarle el “verdadero” significado de un pasaje bíblico en particular. En la secuencia de Butler, hallamos la respuesta de ella a ese enfoque: silencio; silencio frustrante. Los líderes de la Asociación General querían que ella funcionara como una mujer policía teológica, o un árbitro exegético. Eso, es de destacar, es exactamente lo que ella se negó a hacer.
 
Elena de White no solo se negó a resolver el problema bíblico apelando a sus escritos, sino también hasta llegó a inferir a los delegados de las reuniones de Minneápolis, el 24 de octubre, que era providencial que hubiese perdido el testimonio para J. H. Waggoner, en el que supuestamente había resuelto la cuestión de la ley en Gálatas de una vez por todas en la década de 1850. “Dios tiene un propósito en esto. Quiere que vayamos a la Biblia y busquemos evidencias bíblicas” (Manuscrito 9, 1888; énfasis añadido).
 
En otras palabras, ella estaba más interesada en lo que la Biblia tenía para decir sobre el tema que en lo que ella hubiese escrito. Para ella, los Testimonios no debían convertirse en la última palabra autoritativa sobre temas bíblicos. Ni tampoco debían ocupar el lugar de la Biblia. Enfatizó ese punto con energía a comienzos de 1889, en la publicación del Testimonio 33, que tiene una amplia sección sobre el rol de sus escritos. Necesitamos familiarizarnos con esa sección. ¿Por qué no leerla hoy o el próximo sábado (ver TI 5: 615-647)?
 
Elena de White explicitó que sus escritos cumplían la función de “hacerlos volver a la Palabra” (ibíd., p. 622) y ayudarlos a comprender los principios bíblicos; pero, nunca los mostró como un comentario divino de la Escritura. Sin embargo, esto no siempre era obvio para sus hermanos adventistas. Y hay muchos que aún hoy no han captado eso.
 
Elena de White nunca dejó de conducir a la gente al “libro del Señor” y a Jesús. No se señaló a sí misma, ni a sus escritos, como la autoridad. Ese es el mejor testimonio que tenemos para sostener la validez de su don.

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