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viernes, 5 de septiembre de 2014

Matutina de Adultos: Septiembre 5, 2014

Cómo hacer teología: apelaciones a la autoridad de Elena de White -2

Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Romanos 15:4.

Ayer dejamos al presidente Butler en su intento de manipular a Elena de White para que “produjera” un testimonio, a fin de resolver la controversia de Gálatas. Él no había ido demasiado lejos antes del 23 de agosto de 1886. Para el 16 de diciembre, su paciencia con la profetisa silenciosa se había deteriorado rápidamente. Su plan de resolver el asunto mediante una resolución de credo en el Congreso de la Asociación General de 1886 había fracasado, y estaba comenzando a desesperarse en relación con la falta de cooperación de parte de ella. “Por años hemos estado esperando tener noticias suyas sobre el tema [de Gálatas]”, soltó, “al saber que esta agitación solo terminaría en debate”. Doce días después, le dijo de plano que “nada menos que un testimonio del Cielo” le haría cambiar de opinión.
 
En marzo de 1887, Butler estaba de mejor humor, al haber recibido la reprimenda de Elena de White para Waggoner y Jones, por hacer públicas sus opiniones controvertidas. Al interpretar que algunos de los comentarios de ella indicaban que estaba de su parte en el conflicto de Gálatas, y al creer que ella diría lo correcto, por lo tanto, le recordó que le había escrito repetidas veces sobre el tema, “pero no obtuve respuesta”.
 
Si bien afirmó que no la estaba instando a hacer una declaración, siniestramente insinuó que se sentía “seguro de que después de todo el revuelo sobre este asunto habrá problemas constantes hasta que se sepa su opinión”. “Si nuestro pueblo supiera que usted tenía luz de que la Ley moral no era la ley agregada, el asunto se resolvería en el corto plazo. Eso es, precisamente, lo que nuestro pueblo está esperando saber con mucha ansiedad”.
 
Seguro de que ella ahora se pondría de su lado en público, Butler se sintió herido e impactado cuando ella le escribió, en abril de 1887, que su carta de reprensión a los hombres más jóvenes no significaba que la postura de él era la correcta.
 
Después de esa “traición”, no gastó más tinta en pedir la opinión sobre el tema a ella. En cambio, en su mente comenzaron a crecer fantasmas de un desastre teológico, de traición profética y de conspiración, que a la larga lo llevaron a una depresión nerviosa y a la profusa carta del 1° de octubre de 1888, en la que finalmente la atacó por no presentar la respuesta correcta.
 
Y todo esto, ante los reiterados consejos de ella de que el tema no era de importancia y que debía abandonarse.
 
Aquí hay una pregunta para cada uno de nosotros. ¿Cuánto de nuestra corriente de opinión domina nuestro pensamiento, al acercarnos a la Biblia y a los consejos de Elena de White? ¡Medita en esto! ¡Sé honesto!

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