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viernes, 5 de septiembre de 2014

Matutina de Menores: Septiembre 5, 2014

CAMPANADAS DE ADVERTENCIA

 
«El espíritu del Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor» (Isaías 11: 2).
 
 
Carlos le lanzó la pelota de baloncesto a Guillermo.

—Entonces, ¿vienes esta noche con nosotros o no? Miriam te espera.
 
Guillermo atrapó la pelota y la hizo rebotar un par de veces antes de con­testar. «¿Qué hay de malo en ir esta noche a la fiesta en la piscina de Car­los? —pensó—. Soy amigo de estos chicos desde cuarto de primaria». Gui­llermo comenzó a escuchar campanadas de advertencia después de que Carlos mencionara que sus padres no estarían, ni ningún otro adulto. ¡Ben­ditas campanadas! Guillermo notó que tanto Carlos como sus amigos lo miraban fijamente.
 
—No, creo que no.
 
—Vamos, no seas gallina. No es nada del otro mundo —insistió Carlos.
 
—Lo siento, pero en esta ocasión no podré ir —añadió Guillermo.
 
Mientras sus amigos se alejaban, Guillermo escuchó a Carlos decir en voz baja: «¿Qué será lo que le pasa?». Los otros chicos se encogieron de hom­bros y continuaron caminando. Guillermo se quedó pensando si en realidad le sucedía algo. ¿Qué sería? En otras circunstancias habría aceptado la invi­tación sin pensarlo: le agradaba nadar y la buena comida, además Miriam le caía muy bien. Era una de esas incómodas campanadas de advertencia. «La abuelita y sus cuentos de viejas», pensó.
 
La abuelita de Guillermo vivía con Guillermo y sus padres. Le gustaba con­versar con la simpática anciana, que era muy chistosa y amigable. Un día, ella le habló de las campanadas de advertencia: «Esas campanas que repican en tu cabeza te advierten de que hay algo que no está bien. Préstales siempre atención», decía ella.
 
¡Dichosas campanas! ¿Qué habrá de malo con que un grupo de chicos vaya a la piscina de un amigo a divertirse?
 
(Continuará…)

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