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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Matutina de Adultos: Septiembre 10, 2014

Victoria en Minneápolis sobre la cuestión de la autoridad


A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:17.



Una buena cantidad de pastores se tomó en serio la petición de Elena de White de Minneápolis del estudio personal de la Biblia. “Muchos salieron de esta reunión”, escribió Guillermo White el 2 de noviembre de 1888, “con la determinación de estudiar la Biblia como nunca antes, y el resultado será una predicación más clara”.

R. DeWitt Hottel anotó en su diario que una de sus primeras actividades después de regresar a su casa desde Minneápolis “fue leer el libro del hermano Butler sobre Gálatas, y también la respuesta del hermano Waggoner. También, me sumergí en la Biblia”. Aparentemente, Hottel estaba probando las conclusiones de ambos hombres con las Escrituras.

Otra historia exitosa fue la de J. O. Corliss, que había estado examinando la Palabra de Dios con resultados gratificantes. “Nunca tuve esos torrentes de luz en el mismo período”, declaró, “y la verdad nunca me pareció tan buena como ahora. En soledad, estudié los temas de los pactos y la ley de Gálatas. Arribé a mis conclusiones sin consultar a nadie, más que al Señor y su santa Palabra. Creo que ahora tengo el asunto claro en mi mente, y puedo ver la belleza y la armonía de la postura del Dr. [Waggoner] sobre la ley de Gálatas”.

Aparentemente, no todos habían sintonizado a Elena de White en Minneápolis. Durante el Congreso de la Asociación General de 1889, ella pudo escribir que estaba “agradecida de ver en los hermanos ministros la disposición de escudriñar las Escrituras por sí mismos” (Manuscrito 10, 1889).

A comienzos de la década de 1890, la Asociación General patrocinó escuelas anuales para los pastores, como respuesta al llamado de Minneápolis para el clero adventista de llegar a ser mejores estudiantes de la Biblia. Las reuniones de Minneápolis habían destacado la incapacidad de ellos de interactuar con la Biblia. El avasallador Butler ya no era presidente de la Asociación General, y la administración de O. A. Olsen hizo lo posible con el propósito de procurar que los pastores de la iglesia llegaran a ser mejores estudiantes de la Biblia.

Dada la importancia de la Biblia, una de las sorpresas de la iglesia del siglo XXI es que no le dedicamos más tiempo. La mayoría pasa más tiempo frente al televisor, por ejemplo, que frente a una Biblia abierta.

Hoy es el día de cambiar esa pauta.

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