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domingo, 31 de agosto de 2014

Matutina de Jóvenes: Agosto 31, 2014

El rey de Siria


El rey de Siria, enfurecido por lo que estaba pasando, llamó a sus ministros y les reclamó: “¿Quieren decirme quién está informando al rey de Israel?”. 2 Reyes 6:11.



Todas las estrategias bélicas (pensadas, organizadas y desarrolladas en el más estricto secreto militar) eran conocidas (y respondidas) por el rey enemigo. Una vez pudo ser casualidad, dos veces ya era extraño… Varias, era traición.

El rey de Siria tiene razón al llamar a sus oficiales y pedirles que le digan qué era lo que estaba pasando. Lo que él no imaginaba, ni en el peor de sus sueños, era que el profeta de Dios tenía “libre acceso a sus pensamientos”.

¿Sabes que tú estás en la misma situación que el rey? Lo que hacemos escondidos, cuando se apaga la luz o se cierra la puerta es claramente visto por todos los seres celestiales que te acompañan veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Tu vida es como un constante reality show para los ángeles (los buenos y los malos) y para Dios. No hay nada que digas, hagas, pienses o anheles que ellos no consigan ver o saber; por eso, siempre serás una “presa fácil” para el enemigo de Dios y tendrás la mejor respuesta de parte del Cielo. Te conocen profundamente.

¿Cómo te sientes cuando piensas en esta realidad? ¿Avergonzado? ¿Preocupado? ¿Vigilado? ¿Protegido? ¿Acompañado?

El gran problema es que nosotros buscamos engañar (escondiéndolos) a la mayor cantidad de personas durante el mayor tiempo posible, en relación con nuestros pecados; pero con Dios, eso es absolutamente imposible.

¿Qué cambiaría en tu vida si fueras absolutamente consciente de que tú vives en una vidriera? ¿Cuántas actividades que hoy realizas, músicas que escuchas, libros y revistas que lees rápidamente desaparecerían? ¿Todo quedaría exactamente igual a lo que está?

El rey de Siria movió a un gran destacamento de su ejército para atrapar al profeta Eliseo. Pero el hombre de Dios, tranquilo porque sabía que estaba acompañado por un ejército más fuerte, más grande y más poderoso, simplemente continúa actuando como lo hacía día a día. No había razón para preocuparse, porque aquellos ángeles que lo acompañaban cada día, aquellos seres celestiales que él sabía que estaban con él todo el tiempo, continuaban estando allí.

Para Eliseo, los mismos ángeles eran la solución para sus más difíciles situaciones; eran la compañía que le daba seguridad.

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